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Melancolía generacional

La escritora Espido Freire acaba de publicar su novela «más esperanzadora»

En la imagen, la escritora Espido Freire
En la imagen, la escritora Espido FreireManuel Olmedo

Es la tía «guay» soltera, creativa y encima con gatos que hay en toda familia. La escritora más joven que llegó a hacerse con un Planeta considera que ha «coeducado», refiriéndose así a las nuevas generaciones de su familia pero olvidaba que, desde hace más de veinte años, sus líneas tanto escritas como recitadas, llevan formando parte de la vida de, como mínimo, tres generaciones. Espido Freire, la narradora de novela histórica y de «todo eso que nos asusta», mantiene en su nueva obra la gestión interior del miedo y la inseguridad en base a, como no podía ser de otra forma, una protagonista femenina.

«De la melancolía» narra la historia de Elena, una joven que, tras experimentar la ruptura sentimental de Sergio, el que fue su pareja, se aísla en una casa en la que, con el paso del tiempo, van entrando y saliendo personajes que aportan a su vida nuevas perspectivas y haciendo de esa convivencia la vía de escape que necesita. En una entrevista con LA RAZÓN, Espido Freire revela que el título original de la novela era «Elogio de la melancolía», por lo que no se entiende «De la melancolía» como un lugar de partida, sino más bien como un «análisis de la realidad» siendo la novela más esperanzadora de la escritora y la única con un final «abiertamente positivo».

Un hogar siempre es sinónimo de punto de encuentro, de cobijo, pero también de soledad. La vida de Elena pertenece metafóricamente a esa «habitación propia» de Virginia Wolf, en la que los lectores son espectadores del desarrollo vital de la protagonista. En este nuevo libro, Freire tiene una intención: mostrar a la protagonista no como una heroína, sino plasmar en un personaje a la mayoría de las mujeres, aquellas que se enfrentan a eso que les aterra para que todo aquel que lea la historia de Elena se sienta identificado, que en el caso de la protagonista es la soledad. Según explica, «es una visión mucho más sensata y real del proceso que vivimos las mujeres», ya que, «Elena ahora mismo a lo mejor no quemaría sujetadores o iría a manifestaciones» por la timidez que envuelve su temperamento pero, hay muchos «Elenos» y «Elenas» que se sienten «obligados a evolucionar». Dicha característica es la que permite identificarse con los personajes a todo lector haciendo de la lectura una actividad empática porque, a pesar de no haber vivido el episodio de la depresión, «tienes una amiga o amigo» en la situación.

Uno de los principales problemas de la sociedad actual con respecto a las enfermedades mentales es la falta de concienciación. Como Elena, nadie piensa «que les pueda pasar a ellos», pero la autora asegura que la primera lección es aprender que nadie está exento de padecerlos independientemente del «carácter y fuerza de voluntad» de cada uno. Los porcentajes de las personas que en los últimos años sufrieron una depresión «son espeluznantes», asegura Freire, siendo la enfermedad con mayor incidencia en la actualidad y la principal causa mundial de discapacidad. Aunque no es una novela autobiográfica, «De la melancolía» describe las experiencias de Elena en base al sufrimiento y la recuperación de la autora.

La sociedad «suflé»

Elena es solo una excusa de la autora para poner en valor y hablar de todas aquellas personas que sufrieron a través de la crisis una situación de inestabilidad que se basadaba en «perseguir blancos móviles», es decir, según explica Freire, una «sociedad suflé» basada en la búsqueda de unas expectativas que acaban desembocando en «frustración», lo que provoca la instatisfacción de generación tras generación. Pero Freire, aunque reconoce que cada una posee unos retos determinados prefiere no diferenciar entre unas y otras, sino subrayar su «convivencia». «Vamos a dejarnos de ‘Generación X’, ‘los milenials’, etcétera y vamos a colaborar: qué puede aportar cada generación a las demás», explica, en lo que se refiere a la «coeducación» intergeneracional ya que, asegura, «la necesidad de etiquetar nos priva de la riquísima complejidad que tenemos».

Freire reflexiona sobre la importancia de entender «lo intergeneracional» como una forma de confluencia entre las distintas generaciones valorando las aportaciones de cada una. Esto es lo que persigue la autora en «De la melancolía», alguien que vive con distintas generaciones en una casa donde conviven personajes de diferentes edades y, «aunque a veces no se lleven muy bien es como la vida».

Ésta critica acotar las generaciones por franjas de edades, porque, para ella, existen también diferencias entre «vivir en las ciudades o en lo rural, o ser hombre o mujer».

Finalmente, la protagonista de «De la melancolía» descubre quién es debido a que su relación con los demás le sirve de reflejo para acabar construyendo su personalidad.

Una novela introspectiva donde la autora apuesta por la normalización de las enfermedades mentales y el amor propio como clave para adentrarnos en una historia que va ‘in crecendo’ hacia la superación.