Andalucía
Andalucía, a mano derecha
Aunque el PSOE/A ganaría unas elecciones próximas, no gobernaría. Lo certifica un sondeo oficial del Gobierno andaluz (Centra). Desde luego, los socialistas de por aquí lo tildan de «charlotada», restándole veracidad. Sabemos que las encuestas se «cocinan» en el fogón de quien atiza el fuego. No obstante, dado el panorama español, se pueden sacar algunas variables, que empiezan a jugar en el próximo futuro tablero político de Andalucía.
El Gobierno bipartito andaluz (PP/Cs) va camino de ajustes en su sistema de tracción y dirección. Su apoyo, los ascendentes VOX, va a colocarse en una sólida tercera posición, según señala Centra. Tal situación colocaría al PP-A en acoplarse a ese nuevo socio directo, ante un PSOE ganador en votos y un Cs menguante. Eso puede suceder, seguramente.
De los cinco líderes andaluces, Susana Díaz ocupa el cuarto. Su inmensa popularidad se ha venido abajo, dice Centra. Si eso se mantiene –aún es pronto para votar– el jefe de su partido parece estar vislumbrando el relevo. Nombrar portavoz del Gobierno de España a la andaluza ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no es una casualidad, sino un movimiento bien calculado. Tras visualizarla cada semana, bajar al sur como candidata socialista, sólo es un AVE de dos horas. La aún jefa del socialismo andaluz parece cercada. El alcalde de Sevilla, Juan Espadas aspira a sucederla; un histórico como Luciano Alonso no le tiene sintonía. Ella está decidida a continuar en el escalón principal para volver a ser presidenta de Andalucía. Lo usual, en esta nueva política a la española, es que el gran jefe de La Moncloa designe a su candidato/a. Las facturas se cobran siempre a aquellos que no le apoyaron cuando hubo que hacerlo.
Otra premiada por aquellos soportes es la malagueña María Gámez, de subdelegada del Gobierno del triunfante Sánchez de la moción de censura, a directora de la Guardia Civil. Es ya una histórica: la primera mujer en dirigir el Cuerpo de la Benemérita. María, espera no ser la última. Sánchez tiene la virtud de no olvidar a sus fieles. Es la liturgia política que se impone para cerrar filas en torno a un proyecto nacido para durar. Esto sin dejar de mirar a la nueva fiscal general del Estado, Dolores (Lola) Delgado, otra premiada por sus méritos profesionales, aunque no tanto por su idoneidad política, escorada hacia su presidente del Gobierno. El barón de Montesquieu debe estar revisando sus postulados.
Por ahora, la Junta se muestra cauta. El adversario en La Moncloa no es de fiar, hay dinero por cobrar todavía. Si el PSOE-A sumara más votos, ahí está Podemos. Los principales problemas del sur siguen siendo la sanidad y la educación como dos baluartes de las protestas. Susana, que conoce bien su «aparato», tiene ventaja ante las fichas andaluzas de Sánchez. De no conseguir permanecer gobernando a su partido, sería tragarse la pesada factura del «sanchismo». El ruido de espadas se escucha en Sevilla y baja desde Jaén hasta Cádiz.
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