Andalucía
Con C mayúscula
Este martes un equipo de expertos de la Factum Foundation llevará a cabo la digitalización en 3D de la obra «Vieja friendo huevos», de Diego Velázquez, en la National Gallery de Escocia en Edimburgo. Se trata de la primera actuación fruto del acuerdo de colaboración entre la Factum Foundation y el Centro de Estudios Europa Hispánica, CEEH, en aras de establecer un proyecto expositivo para la Casa Natal de Velázquez en Sevilla, cuya inauguración está prevista para el próximo año. Tras esta obra, serán otras pinturas de su etapa inicial las que escanearán digitalmente para exponer una copia en facsímil en este edificio, con el propósito de convertirlo en centro de interpretación permanente, en el que dar a conocer su biografía, obra, formación, así como influencias artísticas.
Gracias a este acuerdo a tres bandas entre la Factum Foundation, el Centro de Estudios Europa Hispánica y los promotores de la Casa Natal de Velázquez, ésta podrá convertirse, dentro de unos meses, en una realidad. No deja de ser muy significativo que este decisivo paso haya sido tomado por tres instituciones privadas y que las entidades públicas se encuentren mirando a otro lado. Después de varios años cerrada (los creadores Victorio y Lucchino establecieron allí la sede de su empresa, pero tuvieron que desprenderse de ella por cuestiones económicas), la casa necesita una urgente labor de conservación y reforma. El Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía hicieron oídos sordos a la petición de ayuda y a los promotores de la casa natal no les quedó más opción que recurrir a una campaña de micromecenazgo, afortunadamente apoyada por la asociación Hispania Nostra, que sí caló entre personas preocupadas por la conservación del patrimonio artístico y la obra de Velázquez, en particular. Ahora, conseguida la financiación, están pendientes de la autorización de la licencia de obra y de conseguir algún apoyo por parte de las instituciones públicas, que se llenan la boca con la palabra cultura, hueca de contenido al no materializarse los apoyos.
Hace dos semanas concluyó el que tal vez sea el festival de cine con presupuesto más reducido de toda Andalucía, Rincofest, que reúne desde hace cinco años en la Rinconada (Sevilla) los mejores cortometrajes de género fantástico y terror. Es un ejemplo de cómo con lo mínimo y haciendo gala del «milagro de los panes y los peces» cuenta con un notable poder de convocatoria, gracias a la eficacia de su reducidísimo equipo para traer a actores, directores y profesionales del sector. En la anterior edición realizaron un homenaje a Sebastián Haro, consagrado actor de reparto (tiene un notable papel en «Adiós», aún en cartel) y en esta ocasión han querido reconocer la labor del gaditano Javier Coronilla, cuyo prestigio viene avalado por ser el diseñador de animatrónica de, entre otras producciones, las últimas entregas de «Star Wars». A pesar de todo, está en riesgo de desaparecer si el Ayuntamiento no da un paso adelante y les concede una mayor ayuda; esperemos que de este modo, la palabra cultura se pueda escribir con C mayúscula.
Buenas señales
Una de las últimas grandes novedades del panorama teatral andaluz ha sido «La pasión de Yerma», estrenada en el Centro Federico García Lorca de Granada, como no podía ser menos. El pasado fin de semana llegó al Lope de Vega, en Sevilla, y en marzo pasará por Almería, Utrera y Estepona. Dirigida por la veterana Pepa Gamboa, toda una garantía, está protagonizada por María León en su regreso al teatro tras un largo periodo y cuenta con otra andaluza más en su reparto, Mari Paz Sayago. Con esta novedosa revisión de la obra de Lorca se inició la programación del segundo trimestre en el gran teatro sevillano, donde actuó este miércoles Rafael Riqueni, recibido con mucho cariño. Presentó su nueva obra, «Herencia», homenaje a grandes guitarristas flamencos, y contó con la colaboración especial de Rubén Olmo, bailarín, coreógrafo y director del Ballet Nacional de España, que inundó de plasticidad estética el escenario gracias al baile que realizó con un mantón.
El mismo día que se estrenaba «La pasión de Yerma» en el Lope de Vega regresaba a la Sala Cero «Tai Viginia», aún en cartel. Cercana ya a cumplir sus bodas de plata (se estrenó en 1996), cuenta con más de 1.000 representaciones en las que el granadino Manuel Monteagudo ha conseguido el favor del público y la crítica gracias al certero y agridulce retrato de la soledad de una persona mayor. Esta obra, altamente recomendable, tuvo incluso en su momento una versión cinematográfica en forma de cortometraje; estaba realizado por Daniel Sosa, reconocido director de fotografía andaluz cuya gran labor profesional se puede apreciar en «Malasaña 32».
Al igual que en «Tai Viginia», la adaptación a la pantalla de «Las cosas que sé que son verdad», del dramaturgo australiano Andrew Bovell, es bastante menos conocida que el original teatral. En Sevilla pudo verse hace unos días en el Teatro Central con un público emocionado gracias a su maravilloso texto, una inteligente puesta en escena central a modo de cuadrilátero y unos actores en estado de gracia que transmitían verdad. En su reparto figuran la gran Verónica Forqué, en la piel de la matriarca familiar y, en el papel de su hija mayor, la onubense Pilar Gómez, de cuyo trabajo también se puede disfrutar en «Adiós», donde encarna con gran acierto a una yonki, por la que fue nominada al Goya.
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