Cultura
El Teatro Central acoge el estreno nacional de la obra francesa “Soufflette”
La pieza, en la que François Chaignaud despliega su idea de danza sonora y visual, cuenta con un sorprendente vestuario de Romain Brau
En Teatro Central será escenario de un nuevo estreno nacional con las representaciones de “Soufflette”, pieza de danza que podrá verse los días 7 y 8 de febrero en la sala A del espacio escénico que gestiona la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico a través de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales. Su autor, el coreógrafo francés François Chaignaud, dispone un elenco de 14 intérpretes que terminan convirtiéndose en motivos florales. Chaignaud hace cantar a las y los bailarines melodías polifónicas inspiradas en las investigaciones de la escuela de Notre-Dame (París) en los siglos XII y XIII.
El espectáculo comienza con los bailarines saliendo de una especie de baúles-cabina vestidos con gruesos jerséis de lana que evocan a crisálidas y evolucionan en un trance en calma y hacia una variación de La Consagración de la Primavera. Un cambio de vestuario parece dirigir la pieza hacia una moderna ‘rave’. La obra mestiza referencias a Botticelli con las de la cultura clubbing para llegar a un final deslumbrante: todos los intérpretes se convierten en hombres y mujeres en flor y el escenario se convierte en cuadro viviente.
Gruesos jerséis
“Soufflette” es un encargo de la Compañía Nacional Noruega Carte Blanche en la que François Chaignaud ha querido contar además con un sorprendente vestuario de Romain Brau: gruesos jerséis, como restos de vestidos, que producen voluntariamente efectos de percusión. Musicalmente es un viaje sonoro desde las orillas de la Edad Media hasta nuestros días, donde no falta una versión a capella de ‘Killing Me Softly with His Song’ que no tiene nada que envidiar a las de Roberta Flack o Lauryn Hill.
François Chaignaud
Nacido en Rennes, François Chaignaud estudia danza desde los 6 años y concluye su formación en 2003. Enseguida colabora con coreógrafos como Boris Charmatz, Emmanuelle Huynh, Alain Buffard y Gilles Jobin. Desde 2013 se dota de una voz propia donde danza y canto se contaminan, consiguiendo coreografías a medio camino entre el movimiento sensual del cuerpo y la música, que cantan los propios intérpretes. Todo ello, unido a heterogéneas referencias históricas -desde la literatura erótica a las artes sacras-, lo han convertido en una de las figuras más singulares de la danza contemporánea internacional. En sus obras se aprecian también guiños a Isadora Duncan, a las vanguardias actuales, al ballet clásico o a danzas urbanas.
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