Covid-19

La lluvia y la incertidumbre frenan la reapertura de las terrazas de los bares

Solo uno de cada cuatro establecimientos ha abierto en Andalucía, según la patronal de la hostelería, que calcula que el coronavirus podría provocar el cierre definitivo del 30%

En el primer día de la fase 1 de la desescalada por la pandemia de la Covid-19, Luis Barceló mantiene echada la persiana de su pequeño bar del centro de Sevilla, “El Rincón del Tito”, que vive a medias del turismo y de los clientes habituales de la zona, atraídos por su comida casera. Luis lo gestiona junto a su mujer, ambos autónomos, y tienen un empleado indefinido y tres eventuales. Desde que se decretó el estado de alarma han transcurrido dos meses, lo que supone haber pasado en blanco la temporada alta en la provincia, teniendo por delante un verano atípico. “El primer año abrí en agosto, pero este es un bar de barrio y la mayoría de los clientes se iban a la playa ese mes”, cuenta. Dentro del local se amontonan las mesas de la terraza, que hoy podría estar funcionando a la mitad de su capacidad, y cajas con los pedidos para cumplir con la nueva normativa de seguridad, como gel hidroalcóholico o mascarillas y guantes para los camareros. Tampoco pueden emplearse las cartas habituales, así que reforzará la pizarra de los platos del día con manteles individuales de un solo uso con la amplia variedad de tapas impresas. Como muchos empresarios, ha solicitado un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para mantener su plantilla y se plantea abrir “a final de esta semana o la próxima”. Luis no es el único porque este lunes siguen cerrados el 75% de los 54.000 bares y restaurantes que hay en Andalucía -habría que excluir a Málaga y Granada, que siguen ancladas en la fase 0-. La incertidumbre y el mal tiempo les han empujado a no abrir aún, pero la casuística es variada: hay quienes no ven viable hacerlo con tan pocas mesas y quienes han preferido mantenerse con el servicio a domicilio y de recogida o simplemente esperar a que la desescalada avance. Solo una minoría, en torno al 25% según la Federación Andaluza de Hostelería (Horeca), ha arrancado el día decidida a aprovechar cualquier respiro que permitan las autoridades sanitarias, aunque calculan que en el transcurso de la semana se incremente hasta el 30% y que la afluencia crecerá “conforme se vayan ampliando los aforos porque las personas van a ir quitándose esa sensación de pánico que existe”.

En la céntrica plaza del Duque de Sevilla, el bar del mismo nombre atiende como cualquier mañana de la antigua normalidad a los pocos ciudadanos que han decidido retomar la costumbre del café en la calle, sin respetar las llamativas señales de distancia de seguridad pegadas en el suelo. En la Alameda de Hércules, una de las zonas de mayor concentración de bares de la capital, el panorama no es muy distinto al de ayer: solo tres locales han desplegado sus mesas, dos restaurantes y un bar de copas reciclado temporalmente con servicio de desayunos. En “Las Columnas”, su encargado, Curro, y cuatro camareros protagonizan un trasiego que contrasta con el resto de la plaza, prácticamente muerta a primera hora de la mañana. Sus catorce mesas están casi a tope a pesar de la lluvia intermitente. “Hemos abierto para probar. No sabemos cómo va a ir”, dice resumiendo el sentir del sector y también entre los ciudadanos, reacios en general en este primer día a lanzarse a llenar los bares. “Las pocas terrazas que hay están vacías, de normalidad nada”, valora el presidente de la Federación de hosteleros andaluces, Francisco de la Torre. “Muchos compañeros tienen el 1 de junio como fecha para la vuelta porque entendemos que la siguiente fase, al ser el % de mesas en el exterior y el 50% en el interior será mejor, aunque no será viable nunca si no nos mantienen los ERTE al menos hasta el 30 de junio”, vaticina. Para De la Torre, la previsión para el futuro es muy negativa: “Puede ser que de aquí a octubre nos veamos con un cierre masivo de la hostelería de hasta el 30%. Habrá qué ver cuántos vamos a quedar”, lamenta. Este empresario forma parte de la mayoría que no ha abierto hoy sus negocios, pese a poder hacerlo con uno de los dos que tiene en Córdoba. Para las provincias de interior las expectativas son más duras. “En Córdoba ha habido un 40% menos de facturación en temporada alta respecto a otros años y en la costa les ocurrirá algo similar porque no va a llegar turismo extranjero este verano”, asegura. Todo el peso recaerá en los clientes nacionales. “La sensación todavía es de temor, hasta que se acostumbren a lo que venían haciendo habitualmente”, según el presidente de los hosteleros, que considera que la recuperación no llegará hasta la temporada alta del próximo año. Mientras tanto, sus peticiones se centran en que la financiación extraordinaria puesta en marcha por el Gobierno alcance a los pequeños empresarios y en solicitar a la Junta de Andalucía que “flexibilice media hora el horario de cierre y que permita conciertos de pequeño formato para animar el negocio de alguna forma”.