Coronavirus
Funeral en la Catedral por el “valle de lágrimas” causado por el virus y llamada a la “esperanza”
Misa oficiada por el arzobispo Juan José Asenjo y el obispo auxiliar y con numerosas personalidades entre los asistentes
La Catedral de Sevilla acogió el funeral en recuerdo y homenaje a las víctimas del coronavirus, a la que asistieron numerosas autoridades políticas, entre ellos el presidente de la Junta Juanma Moreno y la presidenta del Parlamento andaluz Marta Bosquet, y representantes de la vida social y civil de la comunidad. El Boletín Oficial de la Junta de Andalucía ya recogió una disposición extraordinaria con artículo único referido al decreto de la presidencia de la Junta por la que se declaró una semana de luto oficial en Andalucía en señal de duelo el pasado mayo.
La misa, en un marco privilegiado, fue oficiada por el arzobispo Juan José Asenjo. El Réquiem de Mozart retumbó en las naves de la Catedral, con los presentes de riguroso luto. Andalucía ya vivió un minuto de silencio ante el Palacio de San Telmo convocado por el Gobierno andaluz al que se sumó también la ex presidenta Susana Díaz. En el Parlamento se rindió un homenaje similar.
La Catedral hispalense acogió un funeral en memoria de las víctimas mortales de la pandemia de coronavirus Covid-19, que son 287 en Sevilla; 1.422 en Andalucía y 27.133 en el ámbito de toda España, con la asistencia de más de 600 familiares de los fallecidos, la Misa de Requiem de Wolfgang Amadeus Mozart y una homilía en la que el arzobispo hispalense, Juan José Asenjo, a través de su obispo auxiliar, mostró las condolencias de la iglesia a los familiares de los fallecidos, llamando a la “esperanza” que ofrece la fe ante el “valle de lágrimas” dejado por el virus y reconociendo “el esfuerzo de tantos héroes anónimos”.
La ceremonia, celebrada con la emblemática composición musical de Mozart a cargo del coro de la Universidad de Sevilla y la Orquesta Sinfónica Hispalense, contó con la asistencia del citado número de familiares de fallecidos y la presencia de autoridades de las diferentes instituciones públicas, los estamentos militares y miembros de los ámbitos judiciales y académicos, encabezados por el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno; el alcalde de la ciudad hispalense, Juan Espadas; o la presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet, entre otros.
En ese contexto, Juanma Moreno manifestó su “consternación” por las muertes y su “apoyo y cariño” a las familias de los fallecidos, defendiendo que la Junta de Andalucía está “trabajando para aislar la pandemia” y “parece que está dando resultados”. “Cuando tengamos una vacuna y un tratamiento, podremos erradicar de una vez por todas esta pesadilla”, aseguró, indicando que el Gobierno andaluz estará “siempre al lado de las familias” de los fallecidos y afectados.
Recordando la semana de luto oficial declarada ya en Andalucía por las víctimas de la pandemia, Juanma Moreno señaló que además, cada una de las ocho provincias andaluzas celebrará un “acto simbólico” para reconocer a los sanitarios y demás servidores públicos que han combatido “en primera línea” la pandemia y apoyar a los familiares de los fallecidos, recordando los emblemáticos aplausos de las 20:00 horas con esculturas de mármol talladas a modo de dos manos.
El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, estuvo acompañado en la ceremonia por el obispo auxiliar de Sevilla, Santiago Gómez Sierra; y el vicario general de la Archidiócesis hispalense, Teodoro León, junto a quienes llamó a “llorar la muerte de estos hermanos nuestros en este valle de lágrimas” que según indicó ha constituido la pandemia de coronavirus Covid-19, que suma más de 386.000 víctimas mortales en todo el mundo.
Tras invocar Asenjo “el consuelo, la fortaleza y la esperanza para los familiares de los fallecidos”, el arzobispo auxiliar leyó la homilía que había preparado Asenjo, dirigiéndose a “familiares, esposos, esposas, hijos, padres y hermanos de todos los sevillanos fallecidos a causa de la epidemia”, trasladándoles “la condolencia más sincera de la Iglesia en Sevilla, de sus obispos, sacerdotes, religiosos y laicos”. “Contad con nuestra solidaridad, la comunión con vuestro dolor y, sobre todo, con nuestra oración ferviente que mitigue vuestro sufrimiento”, enfatizó.
Y es que "si la muerte es siempre dolorosa y provoca innumerables interrogantes como máximo enigma que es de la vida humana, es mucho más dolorosa la muerte inesperada de miles de personas a causa de una epidemia", según la homilía del arzobispo de Sevilla leída por el obispo auxiliar, defendiendo que "la palabra de Dios que alimenta la fe, responde a nuestros enigmas y conforta nuestros corazones".
Así, el obispo auxiliar señaló el “consuelo de la seguridad” que proporciona la fe, exponiendo que las víctimas de la pandemia “no sólo perviven en nuestro recuerdo y en nuestro afecto”, sino que “siguen viviendo en sus almas inmortales, que al final de los tiempos se unirán a sus cuerpos resucitados”.
“Esta es una de las verdades fundamentales de nuestra fe, el pilarde nuestra esperanza, el contrapunto de tantas corrientes culturales cerradas a la transcendencia para las que el hombre es un ser para la muerte, que es el final absoluto, una puerta que se abre sobre el vacío, ante la que no cabe otra actitud más honesta que la protesta, la rebeldía o, en el mejor de los casos, una infinita resignación ante lo irremediable”, aseveró.
Así, pidió a Jesucristo “que siente” a los fallecidos “en el banquete de su reino y que gocen por años sin término de la alegría de su casa, en la que ya no habrá dolor, ni llanto, ni luto, sino solamente una gran luz”.
Además, pidió a la Virgen de los Reyes "el consuelo, la paz y la fortaleza para los familiares, esposas, hijos, padres y hermanos, golpeados todos por su final inesperado".
“Pedimos también a la Virgen que premie el esfuerzo de tantos héroes anónimos, civiles y militares, que han expuesto sus vidas al servicio de los enfermos, que premie también la dedicación de las autoridades y dé éxito a los investigadores que preparan fármacos eficaces. Le pedimos, por fin, que lleve de la mano a los fallecidos ante el trono de Dios para que puedan gozar de la compañía de los santos y contemplar por toda la eternidad la infinita hermosura del rostro de Cristo resucitado”, enfatizó el obispo auxiliar al leer la homilía escrita por Asenjo.
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