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Capirotes, vírgenes y toreros en la Sevilla nevada

La nueva novela gráfica de Irra parece una premonición de los tiempos actuales y supone un alegato en defensa de los tebeos

Imagen de la última obra de Irra, "No te serviré"
Imagen de la última obra de Irra, "No te serviré"La Razón

«No te serviré» (Spaceman Project), la esperada nueva novela gráfica de Irra tras «Palos de ciego» (2016 Astiberri) parece una premonición de los tiempos que corren. Una pandemia sobrevuela el paisaje de unos protagonistas cuya vida es cualquier cosa menos placentera y cuyo pasado esconde secretos que acabarán por dinamitar sus vidas. Todo ello, además, bajo una atmósfera que se nos vuelve asfixiante –a pesar de la nieve de un raro agosto en Sevilla–, creada sabiamente por el autor mediante el uso de tonos magentas, en una calculada saturación que forma parte de las posibilidades de las que disponen los cómics y de las que carecen otros medios de expresión. Irra, consciente de la propia importancia del medio en el que se expresa, hace varios explícitos alegatos en defensa de los tebeos mediante la reivindicación de la cultura popular, aquella tan denostada por la llamada cultura de élite. Y precisamente en esa cultura popular anidan los rituales ancestrales que han dado lugar en estos lares a los toreros, a las hermandades religiosas, a las vírgenes cristianas que Irra entronca con la diosa mediterránea, tan identificada con la media luna, como la Inmaculada de nuestro tiempo.

Podemos quedarnos en esta obra en una lectura superficial de la intriga y la desazón que nos provocará la vida de Agustín, el protagonista, al que veremos en el inicio como un desvalido que ha sido abandonado por su mujer y cuya verdadera esencia no es precisamente dulce. Podemos ahondar algo más y reflexionar sobre el poder de un hombre que parece ejercer como señor (económico) absoluto sobre la ciudad –al fin y al cabo, es entre otras cosas el dueño del club de fútbol–, y que es la cabeza de una extraña hermandad que ha sustituido las catacumbas por las ruinas de Itálica. O podemos quedarnos con el dulce sueño, debido a la plaga que asola la ciudad, de la mujer y la hija del protagonista, mientras a su alrededor los hombres dirimen pasadas diferencias, rencores, luchas de poder, y llenan sus manos de sangre. Todo ello y mucho más en una obra que retrata a la perfección la Sevilla actual, con sus calles de barrio, sus grafitis y su edificio emblemático, torre que nos saluda en la primera página, coronada por el símbolo de la V invertida de la empresa que todo lo domina. Junto a esa Sevilla detallada, emerge una universalidad de la que la ciudad y la cultura (andaluza) de la que forma parte son apenas la punta del iceberg. Porque, ¿qué es un torero sino el nuevo Mitra sacrificando al toro que con su sangre riega la vida de los campos? Y ambos aparecen en esta obra, el actual torero y también las raíces de Mitra, representadas en esa catacumba moderna, ese lugar en el que los insaciables buscan el poder, sin miedo a transgredir y pisotear la vida de los demás, sacrificándolos –en este cómic, cuchillo en mano-, en la creencia de que no sólo es necesario lo que hacemos sino que además es imprescindible. Creencias. Mitos. Errores.

Sólo un apunte más, hay una extraña dulzura en los reflejos multicolores, como arcoíris en miniatura, que van apareciendo a lo largo de la obra. Arcoiris que en una Sevilla agosteña e invernal, aparecen en relación con la luna creciente y que se posa a los pies de las Vírgenes, esas Vírgenes a las que cuando llega Semana Santa, en la Andalucía real, siguen los devotos en silencio. Las mismas que, con un lenguaje distinto, aparecen en «No te serviré».