"Méritos e infamias"
Vacunas
“Los tan esperados fondos no son únicamente una cuestión política, si los andaluces no entendemos que esa otra «vacuna» puede sacarnos del furgón de cola de España”
Nos hemos construido el calendario, el tiempo, para darnos un marco en el que vivir con cierta soltura. En la eternidad, donde sólo se lo pasan pipa los santos y las estrellas de rock, no tendríamos cancha los seres humanos, tan pendientes siempre de los días y las horas que la vida se nos va mientras nos empeñamos en arañar una cifra menos al almanaque. Cuando comenzó el «show», aquel 12 de marzo, nuestro mundo se hundió y todavía aún no ha salido a flote. Cada cual vivió el confinamiento como mejor supo, hasta hay quienes dicen que todas esas horas encerrados y haciendo el mono frente a las pantallas sirvieron para entrar en una nueva era que nos evitaría recaer en los grandes errores de siempre. Zangolitinos, memos y mentecatos, para ellos no hay vacuna ni la habrá, y lamentablemente la Humanidad seguirá su curso aunque a nuestra generación nos haya jodido de momento. Hoy llegan las vacunas, la luz al final del túnel se agranda, pero para volver a la casilla de salida, a nuestra vida antes del Covid-19, tendremos que esperar un tiempo indeterminado que nadie aún es capaz de concretar. Una eternidad en letras mayúsculas que cada día pesa más y de la que no saldremos solamente con ese pinchazo mágico en el brazo, porque este coronavirus ya ha inoculado ponzoña y mala leche a raudales en una sociedad cada vez más debilitada por la enfermedad, la clase política y la brecha económica, que no deja de crecer. Los meses que llegan se presentan duros, como pocos, pero Andalucía tiene por delante la oportunidad de tomar la fuerza del contrincante, como en las artes marciales, para reforzar su posición en sectores estratégicos de la mano de las ayudas provenientes de la UE. Los tan esperados fondos no son únicamente una cuestión política, si los andaluces no entendemos que esa otra «vacuna» puede sacarnos del furgón de cola de España en términos económicos, aunque el Covid-19 sea en unos meses una pesadilla, seguiremos anclados en esa «eternidad» que el tiempo, la Historia y la molicie siguen alimentando. Es decir, no habremos aprendido nada.
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