La geología también es ciencia

Acostumbrados a la hipérbole periodística, dentro de la cual es calificado como «terremoto» desde el penalti detenido por un portero de Tercera hasta una multa por aparcar en zona azul de un concejal de pueblo, la semana sísmica vivida en la Vega granadina ha transcurrido sin que los medios se hayan dignado siquiera a preguntar a algún geólogo por qué demonios ha temblado la tierra con semejante pertinacia. ¡Con el añito que nos llevan dando con la (presunta) ciencia y los (presumibles) expertos! De modo que aquí han sacado en portada a un estudiante de primero de Enfermería, cualquiera con una bata puesta les ha servido, pontificando sobre la conveniencia de destruir el tejido empresarial de la región por si acaso ¡por si acaso! se evitaba así medio contagio, pero se pone una provincia patas arriba, literalmente, y el debate es si se le repite el examen a los estudiantes que llegaron tarde a la convocatoria por los retrasos esa mañana en los trenes de cercanías. Un movimiento de la misma falla tectónica propició el triste suceso de Lorca (nueve muertos) o las catástrofes en Amatrice y L’Aquila (centenares), así que ya están tardando en librarse fondos para prevenir –más bien predecir y limitar los daños– sucesivas sacudidas del suelo. Pero es de temer que, no siendo un campo en el que las fotografías salgan chachis ni un fenómeno del que culpar a los gobernantes en modo alguno, nuestros políticos de la silla o de la oposición dejarán que los asuntos corrientes de la semana próxima entierren la noticia como sepultarán los escombros a las víctimas cuando el indicador Richter pique un poco más arriba. A ver, en fin, si alguna asociación pesca unos eurillos para organizar un máster de «Sismología con perspectiva de género». Sería la única manera…