Educación

Los docentes andaluces piden aulas sin mascarillas: «Son una barrera»

Andalucía solicita al Gobierno su retirada por las consecuencias de su uso prolongado: «El lenguaje de los niños se ha visto afectado y muchos han desconectado», advierten los profesores

Un alumno con mascarilla, en una imagen de archivo
Un alumno con mascarilla, en una imagen de archivoefe

Por segundo curso consecutivo, los escolares andaluces están obligados a llevar la mascarilla en los colegios. Es cierto que en este su uso se ha relajado y ya no es necesaria ni en los patios ni en las clases de Educación Física que se celebren al aire libre. Pero en el interior de las aulas todavía se requiere. El consejero de Salud, Jesús Aguirre, considera que ya ha llegado el momento de que los niños puedan asistir a clase sin el cubrebocas teniendo en cuenta el importante descenso de la sexta ola y las pocas aulas afectadas por Covid. A estas alturas el porcentaje es ínfimo, del 0,01%, según el último parte de Salud. Esto es, de las 78.687 aulas existentes, solo siete cuentan con algún positivo entre su alumnado.

Los buenos datos empujaron a Aguirre a solicitar esta semana en el Pleno del Consejo Interterritorial la retirada progresiva de las mascarillas en el interior de las clases. Además de esgrimir cifras, sacó a colación los informes que la Sociedad Española de Pediatría publicó a mediados de febrero y que alertan de las dificultades en el aprendizaje de los más pequeños debido a su uso prolongado. Entonces, con la sexta ola ya en remisión, propusieron eliminar su uso en primero y segundo de Primaria, monitorizar su impacto, y en el caso de que fuera positivo, implementar la medida en la ESO a partir de abril. Argumentaron que los contagios registrados en el último curso de Infantil, exento de mascarillas, fueron similares a los contabilizados en el primer curso de Primaria, etapa en la que sí es obligatoria. De ahí, que ya no la consideren una herramienta eficaz de prevención en el ámbito educativo.

Andalucía, en aquel momento, lo consideró «precipitado», en palabras del consejero de Salud, que pidió esperar a que bajara la curva un poco más. Ahora, con una incidencia en caída libre por debajo de los 300 y el mejor dato de hospitalizados desde diciembre, con poco más de 700 ingresos, Aguirre cree que ha llegado el momento de iniciar la retirada de los cubrebocas en las aulas. No obstante, Andalucía deberá contar primero con el aval del Consejo Interterritorial, aunque ya comunidades como Cataluña y Madrid han mostrado su acuerdo.

Desde el sindicato de enseñanza ANPE Andalucía, respetan esta medida de desescalada, pero piden que se aplique «con la pausa y garantía necesaria para proteger la salud de todos los integrantes de la comunidad educativa». Con todo, los docentes reconocen el impacto negativo del uso prolongado de las mascarillas en el desempeño de su trabajo pues «han supuesto una barrera muy importante», opina Marga Yedro, maestra de Primaria y secretaria de organización de ANPE- Sevilla. Principalmente «para los alumnos de necesidades educativas especiales, porque aunque se han intentado soluciones como las mascarillas transparentes, son niños que necesitan un contacto muy estrecho con el profesorado».

Joaquin Jiménez, maestro del CEIP Santo Domingo de Silos, en Bormujos, afirma tajante que «el desarrollo del lenguaje de los niños se ha visto muy afectado». Este docente explica que «en nuestro trabajo es fundamental la empatía y es muy difícil transmitirla con la mascarilla». Además, «a nivel cognitivo muchos alumnos han desconectado de clase y nos cuesta muchísimo engancharlos porque esconden sus dificultades a través de la mascarilla». Jiménez reconoce que, aunque muchos profesores recurrieron en un inicio a micrófonos «la mayoría lo han abandonado porque es muy difícil transmitir a través de él».

En la misma línea se muestra Segundo Presencio, maestro del CEIP La Raza, de Sevilla, que insiste en que la falta de comunicación gestual y la reducción del volumen de voz «ha mermado mucho la comunicación» de los alumnos. Por no hablar de la falsa sensación de seguridad y de protección puesto que su correcto uso en los niños es complicado. «Se han reutilizado más horas de las debidas, incluso mojadas y tras hacer ejercicio», reconoce Presencio. Por ello, asegura, la total supresión de las mascarillas en los colegios «se hará con total normalidad y no quedarán raumas ni historias».

Como parte positiva, Ángela Jaén, profesora del CEIP Paulo Osorio, de Sevilla, considera que «aunque fue complicado al principio, ha existido una buena adaptación y a nivel emocional hemos aprendido a conocer el estado de ánimo de nuestros alumnos tras las máscaras, aunque ha sido duro».

Una vez ha pasado lo peor de la pandemia, toca analizar las consecuencias que ha traído el uso tan prolongado de las mascarillas en la infancia y la adolescencia Según expone Jésus Quintero, psiquiatra infantil y director de PsiKids, «es cierto que los más pequeños se han adaptado muy bien a ella» pero «no hay que olvidar que están perdiendo el uso de la comunicación no verbal y en estas etapas del desarrollo los gestos, la mímica facial a la hora de decir las cosas es muy importante» . No obstante, Quintero apunta a que ahora solo podemos establecer meras hipótesis sobre las consecuencias pues hará falta más tiempo para hacer un diagnóstico más exhaustivo. Recalca, además, que cuando se libere a los niños de uso la mayoría estará encantada, pero «va a haber un porcentaje no pequeño de niños al que no llevar mascarilla le va a generar inseguridad». En este punto, Quintero critica los mensajes contrapuestos que han recibido los niños: «Hemos pasado de decir que este virus no es grave a que no se quiten las mascarillas porque pueden matar a los abuelos». En el caso de los adolescentes, advierte de la cantidad de trastornos mentales ansioso depresivos que se manifiestan a través de autolesiones». «Nos va a costar remontarlo y necesitamos perspectiva para analizar lo que ha pasado. Es cierto que puede servir para que sean generaciones más resilientes o no, si no somos capaces de poner en valor todo lo aprendido» resalta.