Elecciones

El presidente de la Junta tiende la mano izquierda y no discute con su socio por el adelanto

«Cada uno tiene su opinión y hay que respetarla», afirma Juanma Moreno tras oír las críticas de Juan Marín al posible anticipo

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, este Lunes Santo durante su visita a la Hermandad de los Afligidos en San Fernando (Cádiz)
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, este Lunes Santo durante su visita a la Hermandad de los Afligidos en San Fernando (Cádiz)Román RíosAgencia EFE

El cuento del lobo que es el adelanto o no adelanto de las elecciones a la presidencia de la Junta de Andalucía acumula ya tantos capítulos que sería complicado resumir la trama en unas líneas, pero al margen de afirmaciones que el tiempo ha dejado o puede dejar en mal lugar, parece evidente que Juanma Moreno no quiere hacer de este culebrón una fuente de controversia con sus socios de Gobierno. Más que por la posibilidad –muy remota según las encuestas– de que lo vuelva a necesitar una vez que la ciudadanía haya pasado por las urnas, diríase que el presidente de la Junta, autopresentado como líder del centro-derecha, es también un ejemplo de mano izquierda y prefiere que la única pelea sea en las urnas. Así que, horas después de que Juan Marín se pronunciase claramente en contra del adelanto electoral, Moreno eligió la comprensión por encima de la polémica: «Cada uno tiene su opinión y hay que respetarla», respondió.

El presidente andaluz zanjó así, con apenas nueve palabras, el rechazo del candidato naranja a una decisión que parece, sólo parece, cantada. «Este no es el mejor momento para plantearse esa posibilidad. Bloqueo en el Parlamento no hay», dijo Marín, que ayer no dio ni medio paso atrás: «Sería un error, hay estabilidad política y no hay ningún motivo para el adelanto electoral», recordó.

Frente a esa impulsividad verbal y la meridiana claridad de Marín, Moreno replicó con su tradicional moderación, consciente como es de que sólo una sorpresa monumental evitaría que saliese de los comicios con una gran victoria. Y consciente como es de que el relato para justificar ese adelanto que ha negado en muchas ocasiones, siempre con alguna cuña para que la puerta no se cerrara del todo y lo dejase atrapado en la contradicción, debe construirse con paciencia y un buen guion, no de sopetón. De ahí que ya avisara de que se tomaría un par de semanas para la «reflexión».

Marín preferiría no esperar a ese periodo de análisis y, paradójicamente, sí esperar a que llegue el otoño para completar el ciclo de esta legislatura. Por el camino continúa aportando sus argumentos, como que Andalucía crecerá un 5% este año y «hay que agotar la legislatura como estaba planteada para seguir en esa senda del crecimiento». «No encuentro ninguna justificación, salvo que el presidente sea capaz de darme alguna que yo pueda comprender», defendió ayer en Málaga.

Moreno no entró en el combate dialéctico. De visita en la hermandad de los Afligidos de San Fernando (Cádiz), ni mucho menos triste o preocupado por lo que había dicho su vicepresidente. «Yo aspiro a gobernar en solitario en Andalucía y les pediré a los andaluces su confianza, a los de un lado y a los de otro, para hacer un gobierno fuerte y sólido», contestó.

Algo más, aunque no mucho, se explayó el segundo de Moreno. Elías Bendodo, en el día de su estreno ante la prensa como coordinador general del PP, defendió que la «única motivación» para convocar las elecciones será «el interés de Andalucía» y reiteró que la Junta está afrontando la crisis «con una mano atada a la espalda» al estar prorrogados los presupuestos, lo que a su vez podría causar un perjuicio añadido ante la llegada de fondos europeos.

Curiosamente, desde la cúpula de Ciudadanos hay más comprensión con el adelanto en Andalucía que desde su delegación autonómica. El portavoz nacional de los naranjas, Edmundo Val, admitió ayer que entendía las razones de Moreno y prefirió cebarse con PSOE y Vox, a quienes acusó de convertirse en «amigos de repente para boicotear el futuro de los andaluces». En todo caso, también mostró su preferencia por que «la legislatura continuara hasta el final o hasta casi el final» porque gracias a ellos «Andalucía es la locomotora económica de España», proclamó. Y por supuesto también mostró su preferencia por que Andalucía no sea el segundo episodio de lo que ha ocurrido en Castilla y León con el pacto de gobierno entre el PP y Vox. «Por la suerte y el futuro de los andaluces, deseo que el PP no camine por esta senda», aseguró.