Agricultura
La coliflor y el brócoli vuelven al campo andaluz
Las intensas lluvias animan a los agricultores del Bajo Guadalquivir a sembrar cultivos descartados por la sequía, pero advierten de que “no son suficientes”
Aunque las intensas lluvias de estos días han resultado nefastas para el sector hotelero –calculan que la ocupación no ha superado ni el 40% en este puente–, han sido un milagro para el campo andaluz. Tanto es así, que algunos agricultores del Bajo Guadalquivir, la zona más castigada por la falta de agua, se han lanzado a sembrar cultivos que tenían totalmente apartados debido a la asfixiante sequía. «Las perspectivas del agricultor a finales de noviembre eran unas y ahora son otras», reconoce el responsable nacional de transformados de COAG, Diego Bellido. Los más optimistas, explica, se han atrevido con el brócoli, la coliflor y la zanahoria, que hasta la aparición de estas lluvias ni se planteaban, sobre todo por sus compromisos con las agroalimentarias. Tienen unos contratos y se han de cumplir».
Así, si a finales de noviembre la extensión de siembra en el Bajo Guadalquivir de zanahoria, cebolla, coliflor, brócoli y alcachofa apenas llegaba el 15%, ahora se ha triplicado y ronda el 60%, según los cálculos de COAG. Entre los ejemplos más notables, Bellido señala el de la coliflor y el brócoli, que tenía unas 250 hectáreas plantadas hasta mediados de noviembre y ahora han aumentado hasta 750. También es reseñable el caso del cereal de invierno, que ha pasado del 15% al 60% de extensión de terreno sembrado.
Un ejemplo muy representativo es el de la remolacha de azúcar. Tal y como explica Bellido, hay una carestía a nivel internacional de caña de azúcar porque los países productores como Brasil lo están destinando a la fabricación de bioetanol. Como las grandes empresas de alimentación están ofreciendo muy buenos precios, los agricultores andaluces han visto una buena oportunidad de recuperar su siembra, animados por estas lluvias. Tanto, que ya se han sembrado unas 2.500 hectáreas de terreno.
Desde COAG creen que las buenas perspectivas de lluvia van a paralizar el éxodo de los productores y cadenas agroalimentarias a Cádiz, donde hay una mayor dotación de agua. No obstante, Bellido reconoce que las precipitaciones de este diciembre son «insuficientes» porque la tierra sigue «seca y esquilmada». «Necesitamos tres buenos años hidrológicos para llenar embalses y poder producir con normalidad, sobre todo siembras que dejen dinero y den empleabilidad», apostilla. En este sentido, explica que en el Bajo Guadalquivir los agricultores han tenido que recurrir a la siembra del algodón y el girasol a sabiendas de sus bajos rendimientos.
Recalca que es esencial para los agricultores andaluces que la lluvia se normalice debido a la grave situación que sufren no solo por la sequía, sino también por la inflación. Para hacerse una idea, expone Bellido, «somos los mayores productores de tomate y este año no hemos plantado nada. Eso se traduce en una pérdida de 120 millones, por no hablar de la subida de los costes de producción, de la luz y también del combustible y de los abonos», advierte el responsable de COAG.
Los embalses siguen al mínimo
Aunque las lluvias han sido recibidas como agua de mayo en el campo, «todavía no se han notado prácticamente nada en los embalses», advierte el secretario de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua), Pedro Parias. Los regantes avisan de que en Andalucía tendría que haber llovido ya 200 litros por metro cuadrado y llevamos una media de 50. Y de que hace falta mucho más.
«Tiene que seguir lloviendo sobre todo en la parte de Córdoba, Jaén, Granada», apunta Parias, quien añade que el cauce principal del Guadalquivir «tampoco ha incrementado sus caudales». Sobre el regadío, el secretario general de Feragua indica que «el nivel de la cuenca «sigue el 18%, no se ha movido» con lo cual, de cara a la campaña de riego, «estas lluvias de momento no han significado nada».
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