Polémica sobre precios

Los productos agrarios de Marruecos tienen un margen a favor del 30%

Los costes se disparan en Almería y los agricultores denuncian «un trasfondo puramente especulativo» y «no sólo por la entrada de género de otros mercados»

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Un invernadero en AlmeríaLa RazónLa Razón

La Organización Interprofesional de Frutas y Hortalizas de Andalucía (Hortyfruta) ha activado la alerta amarilla en pepino y calabacín tras las primeras semanas de una nueva campaña agrícola en la que las cifras de venta no servirían para cubrir los costes de producción para el agricultor de invernadero. Las ‘pizarras’, el sistema de subasta donde se vende el producto en origen, presentan cifras por debajo de los 30 céntimos por kilo en varios productos y en apenas los primeros compases de la temporada. El modelo intensivo se inquieta por el futuro incierto de los precios en fechas en las que Andalucía aún no cuenta con una cuota de mercado lo suficientemente representativa para influir en los precios. Por este motivo, aunque Hortyfruta ha descartado aplicar la extensión de norma para la retirada inmediata de las segundas categorías de estos productos para provocar el aumento de su valor, la aplicación de la medida parece inminente y la Interprofesional analizará el comportamiento de las cotizaciones en los próximos días. Precisamente, el pepino y el calabacín experimentaron un crecimiento cercano al 10% en superficie de cultivo este año en Almería, frente a la reducción en un 5% de las plantaciones de pimiento y tomate. De momento, el cambio no parece haber sido rentable para los productores.

«Exigimos que se inicie una investigación para saber con exactitud qué está pasando y qué empresas están comprando por debajo de costes», ha afirmado Andrés Góngora, secretario provincial de COAG en Almería, ante «un desmoronamiento de los precios, a pesar de que el mercado no está soportando un volumen significativo de producción». La coordinadora agraria advierte de que «vamos a trasladar a la Agencia de Información y Control Alimentario esta situación, porque alguien está beneficiándose de esto», en una temporada agrícola que comenzaba este año con 15 o 20 días de retraso, con los productores intentando asegurar las cosechas para momentos tradicionalmente propicios a los buenos precios de salida. Sin embargo, la COAG explica el actual desplome en origen a «un trasfondo puramente especulativo» y «no sólo por la entrada de género de otros mercados» en un periodo en el que el calor sigue permitiendo el cultivo exterior y natural por parte de muchos competidores. «Es una realidad que, a día de hoy, se están comprando productos por debajo de los costes de producción y eso es una infracción clara de la Ley de la Cadena alimentaria», ha lamentado Andrés Góngora.

«Hay que subir 20 céntimos el coste de salida del producto, desde el almacén, para hacerlo rentable», ha precisado respecto a la pérdida de beneficios por parte de los agricultores bajo plástico Juan Carlos Pérez Mesa, catedrático de Economía y codirector de la Cátedra COEXPHAL-UAL. «Desde que comenzó la crisis del incremento en los factores de producción, desde junio del año 2021 y hasta septiembre de 2023, la subida de costes que soporta un agricultor de invernadero alcanza el 35%» y «estamos expuestos a entornos mucho más hostiles, con imponderables políticos, ecológicos e inflacionistas que complican mucho poder hacer planificaciones de campaña acertadas», ha avisado el experto almeriense, que ejemplifica como «un corcho flotando en el océano, azotado por las corrientes» el contexto actual del modelo intensivo. «Debemos ponernos de espalda para que el aire nos empuje, estar preparados para ver dónde nos lleva, porque hay imponderables alrededor de la empresa que antes no afectaban a los rendimientos».

En la última reunión de la Interprofesional agraria el sector alcanzaba consenso en que se incremente el umbral por debajo del cual el agricultor ya vende a pérdidas. «Es uno de los grandes debates», ha explicado el profesor de la Universidad de Almería, «porque la Ley habla de ‘coste efectivo’ y este no está claro, porque depende del tipo de cultivo, del invernadero y de la propia gestión del productor». «Tenemos que establecer unos límites mínimos que cubran los gastos directo y que tengan en cuenta este escenario de precios variables y volatilidad, que no permiten los márgenes de rentabilidad necesarios», ha apuntillado Mesa.

Unos resultados económicos que también se ven amenazados por los diferenciales de costes frente a competidores directos como Marruecos cuyo género «ya puesto en destino, teniendo en cuenta tanto lo que se ahorran en mano de obra como lo que gastan más en el transporte, tienen un margen de un 30% a favor» en relación con los invernaderos del sureste español. Una competencia a la que se añadirá la reentrada de producciones hortofrutícolas importantes como la de Holanda, que había dejado de cultivar en invierno, por el encarecimiento de la energía y la calefacción artificial, pero que «van a volver a su ciclo tradicional» esta campaña. Para el catedrático Pérez Mesa «puede ser que exista una concentración mayor de lo normal en las fechas de otoño e invierno», lo que también podría afectar a los precios en origen.