Méritos e infamias

La nueva legislatura

"Volvemos a la negociación de las autonomías de primera y segunda que tanto dolor de cabeza dieron a comienzos de los años ochenta"

El presidente del Gobierno de España y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un acto público de partido, a 2 de septiembre de 2023 en Málaga (Andalucía, España). El presidente del Gobierno de España y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha participado en un acto público de partido en el que también han intervenido la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda y Función Pública en funciones, María Jesús Montero, y el secretario general del PSOE-A, Juan Espadas...
Pedro Sánchez participa en un acto público (Málaga)Álex ZeaEuropa Press

Urkullu entiende la vida como un ejercicio práctico donde no se dejan espacios para la imaginación o la indolencia. Para qué andarse por las ramas cuando puedes ir directo al melonar. Y así lo ha hecho con su propuesta de cambio territorial vía las páginas impresas del menguado «imperio del monopolio». Una sugerencia peregrina y discreta, pero que pone sobre la mesa un nuevo tablero sobre el que mover las piezas del nacionalismo con nuevas reglas, y, sobre todo, planteando un final que sólo gusta a unos pocos. Es decir, que volvemos a la negociación de las autonomías de primera y segunda que tanto dolor de cabeza dieron a comienzos de los años ochenta. Sucede esto por una sencilla razón: la debilidad del PSOE, que ya le ha aplaudido con Bolaños al frente. Con Pedro Sánchez lampando por ser de nuevo presidente, el lehendakari sabe que no habrá otra ocasión como esta mendicidad de escaños que practican socialistas y populares. El paraíso de los chantajistas con Junts a la cabeza, que pasaron de golpistas a socios necesarios después del milagro de la noche del 23J. Ni más ni menos que en 1978 cuando se negoció la Constitución, como cuenta Alfonso Guerra. Entonces tragaron porque lo que se sancionó les bastaba mientras que prometían (con la boca chica) que hasta ahí llegaban sus aspiraciones de independencia. Todo lo que sucedió después, tanto en el País Vasco como en Cataluña no necesita repetirse. Está claro que el bipartidismo quedó enterrado en las últimas elecciones y que nuestro futuro tendrá que edificarse sobre los cimientos de esos resultados electorales. Para que el invento salga bien, como en 1978, se necesita no sólo el estricto cumplimiento de la legalidad, sino entender que no pueden existir territorios donde sus ciudadanos vivan en clase turista mientras que las «nacionalidades históricas» se desarrollan en clase «business». La nueva legislatura ya ha comenzado por mucho que se intenten pactos que no irán a ningún sitio, porque no existe mejor ecuación para el PNV y Junts que la encrucijada de un PSOE necesitado de su aliento y una derecha sin capacidad de maniobra.