El récord de envejecimiento que ha batido Andalucía

En el año 2023 las cifras de envejecimiento en nuestro país vuelven a sorprender al alza. Según los recientes datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, el pasado año se registró un nuevo máximo histórico de envejecimiento en España, del 137,3% o, lo que es lo mismo, ya se contabilizan 137 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 (en 2022 la cifra alcanzó el 133,6%).

Andalucía, por su parte, ocupa el decimoquinto lugar en el ranking de envejecimiento en España, con una tasa del 116,8%, es decir, se contabilizan 116 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16.

Contrasta la cifra actual (116,8%) con la de principios del milenio, cuando Andalucía registraba una tasa de envejecimiento del 70,7%, un porcentaje que no ha dejado de crecer, habiéndose incrementado en 28,5 puntos porcentuales durante la última década.

Jaén y Córdoba lideran el ranking de envejecimiento

Por provincias, la realidad andaluza es muy poliédrica, con ciudades que superan el índice de envejecimiento nacional como Jaén (143%) y Córdoba (140%), que contrastan con Almería, cuya población es aún joven (90,2%). En medio, Granada, Málaga, Cádiz, Huelva y Sevilla, presentan tasas del 125%, 118%, 116%, 114% y 108%, respectivamente.

En este contexto de envejecimiento sin precedentes, la Fundación Adecco reivindica el talento sénior (población activa mayor de 50 años) como vector estratégico de competitividad, siendo su discriminación un absoluto contrasentido.

“Algunas medidas como la elevación de la edad de jubilación buscan adaptarse a la realidad demográfica y preservar los sistemas de bienestar social. Sin embargo, la exclusión laboral por edad -que lamentablemente aún sigue produciéndose- contradice estos esfuerzos, limitando la contribución de una fuerza laboral creciente y que ya supone el 34% de la población activa”- destaca Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.

Por otra parte, el directivo subraya que: “En este escenario de envejecimiento desbocado, la sostenibilidad del Estado del Bienestar va a depender de nuestra capacidad para generar empleo de calidad que lleve las cifras de afiliación a su máximo nivel. Es fundamental ensanchar la base de cotizantes, estimulando la participación laboral de las personas tradicionalmente inactivas (con discapacidad, mujeres sénior, población rural, etc.), así como realizar una adecuada gestión de la migración para convertirla en una ventaja competitiva, dada su capacidad para llenar el vacío de una población activa nativa decreciente, y teniendo en cuenta su potencial para mejorar nuestra posición competitiva global”.