Visita obligada
Un paleokarst a cien kilómetros de la Giralda
El Cerro del Hierro tiene un incalculable valor paisajístico y es un lugar idóneo para rutas deportivas y de ocio
El centro histórico de Sevilla es uno de los más visitados de España. La Giralda, por ejemplo, ha recibido un nuevo premio, en este caso por parte de la Asociación Hispania Nostra por su excelente labor de restauración de su fachada. Pero la provincia también tiene monumentos naturales a los que conviene no perder de vista.
El Monumento Natural Cerro del Hierro es uno de ellos y está a 100 kilómetros de la capital andaluza. Se encuentra entre los municipios de Constantina y San Nicolás del Puerto, en el Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla. Pocos entornos acumulan tanto valor paisajístico porque el lugar es producto de la acción de la naturaleza y la del hombre, cuyo resultado final ha puesto al descubierto un paleokarst de gran belleza e interés científico y didáctico. Asimismo, en su interior se localizan especies vegetales y animales de gran singularidad inmersas en un bosque de alcornoque muy bien conservado, salpicado de árboles tan interesantes como el quejigo y el roble melojo.
Uno de los aspectos más destacados del Cerro del Hierro es que no es un "parque temático", sino que tiene un elevado uso público, realizándose actividades educativas, deportivas y de ocio. Existe posibilidad de practicar senderismo, escalada, espeleología y bicicleta de montaña, así como de realizar itinerarios botánicos, geológicos y de observación de aves.
Aquí cohabitan diferentes especies de helechos como culantrillo de pozo, blanco y menor, doradilla, lengua de ciervo y helecho macho, algunos catalogados en el Libro Rojo de las Especies en Peligro de Extinción en Andalucía.
En materia faunística hay presencia de búho real y cigüeña negra, en franco peligro. En los callejones y agujas se pueden ver durante todo el año diversas aves, como roquero solitarioy gorrión chillón; pero en primavera se suman otras como collalba rubia, golondrina dáurica o abejaruco. En invierno se puede observar al acentor alpino.
Su nombre viene por la presencia de hierro en las rocas de este cerro, origen del aprovechamiento minero que este enclave mantuvo desde época romana hasta el siglo pasado. Estos trabajos dejaron al descubierto un paisaje de formas y colores únicos en el que dominan agujas, corredores, poljes y dolinas, cavidades, simas, travertinos y lapiaces
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