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Fauna

¿Por qué nos parecen 'monos' algunos animales y no otros? Esta es la curiosa explicación psicológica

Detrás de la ternura que podemos desarrollar hacia otras especies existen distintos motivos científicos

Cachorro de perro PIXABAY (BLACK17BG)

Aunque todos los animales sobre la faz de la Tierra tengan un papel importante en el mantenimiento del equilibrio biológico, hay algunos por los que sentimos una clara e irremediable simpatía. Otros, ya sea por su aspecto desagradable (como el 'pez borrón'), amenazante (como los tiburones) o simplemente porque nos causan molestia (como las moscas), les tenemos en menor estima.

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Panda rojo. BIOPARC FUENGIROLABIOPARC FUENGIROLABIOPARC FUENGIROLA

Varios expertos han encontrado cierto patrón de características físicas que debe reunir un animal para que despierte de forma automática la ternura en nuestro cerebro. A la mayoría de personas nos resulta inevitable mirar un cachorro peludo o un 'panda rojo' comiendo brotes de bambú y no suspirar por lo 'monos' que nos parecen. Este mecanismo mental, por lo visto, viene dado por una importante razón evolutiva.

¿Por qué nos parecen 'monos' algunos animales y no otros? Esta es la curiosa explicación psicológica

La percepción de ternura en los animales está profundamente arraigada en la psicología evolutiva humana. Este fenómeno está vinculado a un conjunto de características físicas y comportamentales que activan respuestas emocionales de cuidado y afecto en nuestro cerebro. Estas peculiaridades se relacionan con lo que el etólogo Konrad Lorenz llamó 'esquema de bebé' ("Kindchenschema").

Según este naturalista austríaco, este 'esquema de bebé' recoge un conjunto de rasgos que instintivamente asociamos con la vulnerabilidad y la necesidad de protección. Los animales que percibimos como tiernos suelen compartir ciertos rasgos con bebés humanos, lo que activa una respuesta instintiva de cuidado. Entre las principales características que despiertan este instinto se incluyen:

  • Cabeza grande en proporción al cuerpo. Esto genera una apariencia infantil que evoca la necesidad de protección.
  • Ojos grandes y redondeados. Los ojos prominentes y expresivos activan en el cerebro respuestas de empatía.
  • Cuerpo pequeño y extremidades cortas. La desproporción entre cuerpo y cabeza refuerza la percepción de indefensión.
  • Rasgos faciales suaves y redondeados. Bordes poco angulosos generan una sensación de amabilidad.
  • Expresiones faciales asociadas a emociones humanas. Un rostro que parece transmitir curiosidad, tristeza o alegría es más fácil de antropomorfizar.
Cría de focaPEXELS (Steve Burcham)

Estos rasgos activan el sistema de recompensa del cerebro, promoviendo la liberación de dopamina y oxitocina, unos neurotransmisores relacionados con el placer y el apego. No es de extrañar entonces por qué una cría de foca, con los ojos enrome y el cuerpo redondo, nos despierte tanta ternura, o que una paloma recién salida del huevo no lo haga.

Desde una perspectiva evolutiva, nuestra inclinación hacia la ternura tiene una función de supervivencia: los bebés humanos requieren cuidado prolongado, por lo que el cerebro humano ha desarrollado una sensibilidad especial hacia estas señales. Este mecanismo se extiende a otros animales con características similares. Esta ternura es lo que estimula los circuitos cerebrales asociados al cuidado de los hijos, fomentando conductas de protección.

Además de todas estas características físicas, existen otros factores que influyen en nuestra percepción de un animal como 'mono', ya que nos generan reacciones emocionales positivas. Entre ellos están comportamientos como la torpeza motora, los juegos, las expresiones de afecto o la dependencia y vulnerabilidad. Todo aquello que asociamos a los bebés, hace que se despierte nuestra empatía.