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Hace 50 años

Colosal incendio en Tapicerías Bonafonte: nunca se indemnizó a las víctimas y los condenados fueron indultados

Un infernal fuego en el taller de Tapicerías Bonafonte, en Zaragoza, terminó con las vidas de 23 trabajadores

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8.15 de la mañana de un 11 de diciembre de 1973. Números de un gran significado para quienes sobrevivieron a una de las tragedias más traumáticas de Zaragoza capital. En el taller de Tapicerías Bonafonte, en el popular barrio de Las Fuentes, comenzaba un infernal fuego que terminó con las vidas de 23 trabajadores. Cinco, un dígito bajo aunque el único positivo del cruento suceso. El número de personas rescatadas por los bomberos aquel fatídico día.

Más de medio siglo después, el colosal incendio sigue en el recuerdo de todos los zaragozanos. Raúl Valtueña, miembro del Cuerpo de Bomberos de la capital aragonesa, recordaba así el suceso histórico en un diario local: “Fue muy difícil y se desconocen muchos aspectos de la intervención aquel día de los bomberos. Pero lo que es raro es que ningún bombero muriera ese día”.

Fue una gran tragedia y hoy en día tiene poca repercusión

Un bombero que, aunque por edad no fue uno de esos héroes que participó en el peligroso rescate, conoce muy bien cómo ocurrió el suceso de crónica negra que llenó los titulares de la prensa nacional. “Fue una gran tragedia y hoy en día tiene poca repercusión” compartía también en ‘El Periódico de Aragón’ hace ahora casi dos años.

Porque en 2023. en conmemoración del medio siglo desde la catástrofe, Valtueña se erigió como camisario de una exposición en el Museo del Fuego en honor a las víctimas y esos valientes que consiguieron rescatar a los supervivientes de Tapicerías Bonafonte.

Todos los fallecidos tenían entre 23 y 47 años, aunque la mayoría no pasaban de la treintena. Perecieron muy jóvenes. Aunque, según lo que desvela en la conversación con el periódico regional, el panorama podría haber sido mucho peor: aquel día faltaron nueve personas a trabajar. “La secretaria llegó tarde y otra mujer no acudió a su puesto porque era el cumpleaños de su hijo”, cuenta el bombero.

Un transformador que llevaba días fallando

Aunque las causas de unas llamas que se apoderaron del taller no han sido todavía esclarecidas oficialmente, un transformador que llevaba días con problemas técnicos pudo ser el detonante de la gran tragedia.

“El transformador estaba justo al lado de la puerta. Antes del incendio, los empleados llevaban días advirtiendo de que saltaban chispas. Días antes ya tuvieron que desalojar el taller por esto mismo. Y la noche previa se fue la luz y tuvieron que acudir los técnicos de Eléctricas Reunidas, pero dijeron que todo estaba bien”, sentencia este bombero.

“El desarrollo del incendio fue muy rápido. Y el local, que tenía 1.000 metros cuadrados, solo tenía una puerta de acceso. Fue una trampa mortal”, dice con contundencia Valtueña.

Además, la persiana del taller estaba bloqueada cuando llegaron los bomberos, por lo que tuvieron que hacer un butrón en sus muros de hormigón, por lo que la operación se retrasó más todavía. Pero aún así las temperaturas dentro eran abrasadoras. “Un horno crematorio”, lo denominaron las crónicas de entonces.

Delito de imprudencia temeraria

Tres años después, el mediático juicio se saldaba con un dictamen frustrante para los familiares de las víctimas. El magistrado condenó a tres años de prisión a los hermanos Bonafonte, dueños del taller, por un delito de imprudencia temeraria. Un auto que también ordenó el pago de un millón de pesetas a cada una de las 23 familias de los fallecidos. Pero estos se declararon insolventes, así que nadie fue resarcido. Y, por si fuera poco, no mucho más tarde los condenados fueron indultados. En resumidas cuentas, nadie pagó por la desafortunada sangría.