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Educación

Rebelión en los colegios concertados de Asturias: "nos obligan a comprar un Ipad para cada niño"

Los padres acuden a Inspección para solicitar que no se imponga la compra de los dispositivo y la consejera asegura que habrá una instrucción clara

Expertos advierten de los peligros de que los más pequeños se enganchen a las tablets Expertos advierten de los peligros de que los más pequeños se enganchen a las tablets

El plena era digital la competencia digital y el desarrollo de la misma aparece recogida en el currículo educativo de la siguiente forma. "Implica el uso seguro, saludable, sostenible, crítico y responsable de las tecnologías digitales para el aprendizaje, para el trabajo y para la participación en la sociedad, así como la interacción con estas".

En un colegio concertado de Gijón, concretamente en el Corazón de María, los padres se han levantado en rebelión ante la imposición del centro de "comprar un Ipad para cada alumno a partir de quinto de Primaria" y denuncian que todos los contenidos curriculares se trabajan a partir de este curso con dispositivos digitales. "No tenemos ni libros en papel", asegura Pablo Roa, portavoz de los padres y madres del centro educativo.

El uso excesivo de los dispositivos digitales preocupa y mucho, ya que son muchos los padres que han comenzado a notar en sus hijos problemas de atención y alertan de que un niño que tenga toda su tarea lectiva condicionada al uso de estos dispositivos no cuenta con el apoyo de un docente que controle su uso, tal y como se recoge en la ley.

El caso ya ha sido trasladado al Servicio de Inspección Educativa del Principado de Asturias, que ha tomado nota, pero hoy la consejera Lidia Espina ha querido salir a analizar el asunto y asegura que desde su departamento ya se está trabajando en una instrucción que regulará el uso de dispositivos en todos los centros de una forma más concreta, de hecho, estas instrucciones aparecerán recogidas en la Circular de Inicio de Curso.

"Yo entiendo que la tecnología y uso de tabletas y ordenadores en las aulas debe ser un recurso complementario del uso del papel, de la lectura y la escritura y así lo defenderemos. El uso tiene que ser complementario y siempre guiado por el profesorado. Queremos compatibilizar los dos usos y no queremos que haya un sobreuso y lo que buscamos es el equilibrio entre el trabajo en papel y el desarrollo de la competencia digital", asegura la Consejera.

Los padres del colegio gijonés se sienten indefensos, aseguran que han solicitado una reunión con el director del colegio, pero que de momento esta no se ha producido, y que lo que se les propone es llevar a cabo un encuentro con la empresa con la que se ha firmado un acuerdo para la venta de los Ipads.

"Lo que queremos es hablar de educación y de salud, que es lo que nos importa. No tenemos ningún interés en tener un encuentro con la empresa con la que se ha firmado el contrato para comprar los dispositivos, lo que no es legal es que nos obliguen a comprar un Ipad, es absolutamente ilegal y que además hay que renovar cada cuatro años... Hay padres que no los vamos a comprar. Queremos que Consejería les deje claro a los padres que no tenemos ninguna obligación de comprarlo", explica el portavoz de los padres.

Los centros se defienden asegurando que este modelo lo que hace es fomentar la digitalización y además apostillan que tienen autonomía para gestionar los programas que llevan a cabo. Sin embargo, este argumento no convence a los padres que recuerdan que la Asociación Española de Pediatría recomienda que el uso de dispositivos móviles en edad escolar nunca debe de sobrepasar una hora al día en los niños de 7 a 12 años y dos horas en los alumnos de 13 a 16.

Al inicio de curso, los padres de estos centros concertados son informados de que tienen una opción para adquirir los dispositivos a través de las propias instituciones educativas y además a esto hay que sumar las licencias digitales de los libros. "Si echamos las cuentas resulta que solo en este colegio se están vendiendo más Ipads que en un Mediamarkt", denuncian los padres.

Y es ahí donde entra en juego otro factor que no es otro que la presión social, el hecho de no decir que no ante el temor a que sus hijos se queden en las clases apartados, por eso reclaman que se regule de forma clara desde Consejería.