Investigación científica
¿Cómo se origina y se desarrolla el tumor cerebral?
Un grupo de investigadores logra un importante avance sobre los mecanismos de origen y crecimiento del glioblastoma, una variante de cáncer muy agresiva
Un equipo de trabajo del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires (IBioBA, CONICET-Instituto Partner de la Sociedad Max Planck) describió cómo el gen KANSL2 participa en la formación de los glioblastomas, tumores cerebrales altamente agresivos.
Los resultados, publicados en la revista Cancer Research, indican que este gen regula, en parte, una maquinaria molecular similar a la que se necesita para el desarrollo embrionario normal, al actuar sobre las tumoral stem cells (o células madre tumorales, en español) del glioblastoma.
“Los genes de esta maquinaria dirigen la célula para que siga auto perpetuándose [para generar más células madre] o para que entre en un programa de diferenciación para dar otros tipos celulares”, explica Pérez Castro, investigadora adjunta del CONICET en el IBioBA y responsable del estudio, realizado en colaboración con la Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (FLENI), entre otros. “Hicimos un screening en células madre embrionarias y de cultivos de tumores para observar qué tipo de genes se expresaban en ambos casos y determinamos que KANSL2 resultaba un excelente candidato a explorar junto a otros genes del desarrollo que se expresan en este tipo de tumor”, añadió la científica, directora del trabajo.
El glioblastoma, explica Pérez Castro, es un tumor cerebral de alta resistencia a tratamientos que ataca al cerebro infiltrándolo y, una vez que se detecta, dependiendo la localización, puede removerse íntegra o parcialmente. Sin embargo, en general tiene mucha capacidad de regenerarse -recidiva-, lo que estaría explicado por la presencia de estas células madre tumorales descriptas en este trabajo.
“Es un tumor heterogéneo y la plasticidad de estas células explicaría uno de los mecanismos por el este tipo de tumores desarrollan resistencia a las terapias actuales. Este gen, KANSL2, forma parte de un complejo que actúa en las células tumorales a nivel de la epigenética, es decir que producen cambios en la expresión de los genes pero no los modifica en su secuencia. Estos cambios de expresión dinámicos, regulan la interacción de las células entre sí, pero también su entorno. Conocer estas interacciones es importante para trazar un tratamiento eficaz de la enfermedad”, explica la doctora en Ciencias Biológicas.
Gustavo Sevlever, director del Laboratorio de Neuropatología del FLENI, explica que su institución proveyó las células sobre las que trabajaron y que fueron cultivadas directamente de un tumor extraído de los pacientes, lo cual confía en que es un excelente medio para ‘modelizar’ este tipo de enfermedades. “En este caso, se pudo probar este marcador [KANSL2] en un modelo humano de tumor de alto grado del sistema nervioso central a partir de células aisladas por nosotros de un tumor operado en la Institución”.
“En otros de enfermedades neurodegenerativas, en las formas hereditarias, se pueden fabricar neuronas que van a reproducir la enfermedad que el paciente tiene, lo que implica tener un modelo in vitro casi inagotable sobre el que se pueden probar recursos terapéuticos y diagnósticos”, explica.
Actualmente, y a nivel mundial, no existe una terapia efectiva contra el glioblastoma, si no que se focalizan en aumentar la sobrevida del paciente y disminuir el sufrimiento que le produce. “Es crítico encontrar terapias nuevas y dada la diversidad clásica de estas células, una única terapia no podría ser efectiva. Entonces el direccionamiento (o targeting, en inglés) tiene que ser multiterapéutico por la heterogeneidad de las células afectadas. Eso le pone un grado de dificultad adicional a la terapia de este tipo de cáncer”, concluye Pérez Castro.
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