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Josefina: el cambio radical de una enferma terminal

Foto: Miquel González/Shooting
Foto: Miquel González/Shootinglarazon

«Etá bien, acepto». Para Josefina Miró, paciente de cáncer de 65 años, estas palabras fueron mucho más que una respuesta cortés en la consulta de Oncología. Eran su conformidad a participar en un ensayo clínico con un nuevo tratamiento que podría regalarle años y calidad de vida. Cuando esto ocurrió, hace ahora un año, estaba desahuciada. «Después de cinco años luchando contra un cáncer de mama metastásico, me dijeron que tenía el hígado deshecho, con siete lesiones cancerígenas. La enfermedad avanzaba sin responder a ninguno de los tratamientos, más bien al contrario. El último dictamen médico fue brutal: ya no había solución», cuenta. En ese momento, alguien le habló de un tratamiento experimental internacional en el que intervienen varios centros españoles, como el Hospital Universitario Vall d’Hebron, donde lo lidera Cristina Saura, investigadora principal del Grupo de Cáncer de Mama del VHIO y jefa de la Unidad de Mama del Servicio de Oncología de este centro.

Al lado de Josefina está la oncóloga, que explica a LA RAZÓN cómo empezó este proceso que iba a cambiar de forma radical la vida de su nueva paciente: «En un análisis molecular de sus tumores encontramos una mutación de HER2. A pesar de no tener sobreexpresión de este gen, desarrolla un tumor que depende de él. Es un hallazgo muy poco frecuente –se da solo en un 2 o 3% de los tumores–, pero resultó una buena noticia porque la convertía en candidata a participar en el estudio».

En diciembre de 2017 inició el tratamiento: seis pastillas diarias de neratinib. «Cuando solo habían pasado dos meses, las pruebas revelaron que estaba limpia. Era algo difícil de creer después del martirio por el que había pasado». Josefina habla de píldoras milagrosas y se refiere a la doctora como su ángel. Para Saura se trata de un nuevo caso de éxito en su estudio.