España

Luis González: el arte de sumar voluntades sin renunciar a nada

El intento de regular la atención farmacéutica domiciliaria por primera vez en España es ya una de las banderas de la farmacia

Sergio Alonso, Francisco Marhuenda, María Luisa Carcedo, Luis González y Enrique Ruíz Escudero
Sergio Alonso, Francisco Marhuenda, María Luisa Carcedo, Luis González y Enrique Ruíz Escuderolarazon

Luis González Díez preside el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) desde 2014. Conoce bien la organización. Fue secretario y ocupó la Vocalía de Farmacia antes de liderar la corporación farmacéutica que más colegiados agrupa en España, con cerca de 13.000 profesionales. En apenas cinco años ha conseguido sumar a 1.682 farmacéuticos al Colegio con un proyecto que marca diferencias y es un referente para la profesión.Tiene también experiencia en representar los intereses de los farmacéuticos. Primero lo hizo a través de las principales empresariales del sector en distintos cargos de responsabilidad en la Asociación de Empresarios Farmacéuticos de Madrid y en la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles. Y, a partir de 1999, ya en el Colegio y siempre con el respaldo mayoritario de los colegiados, velando además por la buena práctica farmacéutica, garantía última para que los ciudadanos sigan accediendo a sus tratamientos con seguridad, calidad y, lo que es más importante, con la confianza que siempre han depositado en sus profesionales.

Como le gusta repetir, «la farmacia ofrece atención sanitaria sin listas de espera ni cita previa». No en vano, por las puertas de las 2.872 boticas abiertas en la región entran cada día más de 200.000 pacientes en busca de tratamiento o de consejo profesional. Es el gran valor que atesora esta profesión y su modelo de atención en red. En su defensa y mejora se ha dejado la piel, con valentía, levantando la voz cuando ha creído que el crédito profesional estaba en juego, sin importarle falsos corporativismos, pero tendiendo siempre la mano para forjar acuerdos o, al menos, dejar la puerta abierta para seguir buscando en el futuro pactos y entendimientos que redunden en beneficios reales para profesionales y ciudadanos.

Así ha sido durante la compleja tramitación de una Ley de Farmacia en la Comunidad de Madrid que, finalmente, no salió adelante por falta de acuerdo en la Asamblea y demasiado oportunismo político. Su debate, en cambio, ha dejado huella en el sector por muchas razones. Su articulado se ha convertido en modelo para otras normas que se tramitan en Galicia o Murcia, entre otras regiones. El intento de regular la atención farmacéutica domiciliaria por primera vez en España es ya una de las banderas de la farmacia, por mucho que otras profesiones se movilizasen en su contra, con discursos y tácticas muy cuestionables que ha denunciado ante los tribunales.

Quien le conoce sabe que volverá a la carga en la legislatura que acaba de iniciarse en la Comunidad de Madrid y que lo hará de nuevo de frente, pactando con todos, siempre con «responsabilidad, lealtad y la máxima colaboración con las administraciones» como le gusta subrayar, sumando voluntades pero sin renunciar a nada para aprobar un proyecto en el que cree y ve necesario para profesionales y madrileños.

No es el único afán de este farmacéutico talaverano. Desde que inició su presidencia se marcó como objetivo mejorar las condiciones económicas del sector. Es la fórmula para avanzar en la transición profesional de una farmacia volcada en la prestación de nuevos servicios farmacéuticos. Para ello hay que eliminar frenos y rémoras, como el sistema que grava los ingresos del sector con descuentos y deducciones que se han cronificado desde el año 2000. Luis González no entiende la normalización de decretos que se justificaron con carácter extraordinario y, desde el primer momento, ha pedido su derogación para no lastrar el desarrollo y la capacidad de invertir en el futuro del sector.Tampoco admite nuevas vueltas de tuerca al gasto en medicamentos dispensados en farmacia, como la propuesta por el actual Gobierno en funciones. Reclama un giro en la política farmacéutica para «incentivar a los profesionales en lugar de penalizar su ejercicio como hasta ahora». «Es la diferencia que existe entre sumar y restar o la distancia que separa ver la realidad de la sanidad española como un problema de gasto o como una solución de inversión», sostiene.

Luis González impulsa este último enfoque en Madrid. De la mano de la administración regional ha firmado un nuevo concierto y un novedoso convenio de colaboración que estimula la participación de los farmacéuticos en la Sanidad madrileña y promueve su actuación en áreas como la prevención y la promoción de la salud. Tanto los farmacéuticos como las autoridades saben que pueden contar con él, que será exigente en la defensa de la profesión, pero que irá hasta el final en las aspiraciones de una farmacia que busca un mayor protagonismo social y sanitario.