Ramón Tamames
Amenazas fluviales
«España y Portugal se pusieron de acuerdo sobre los comunes ríos ibéricos, que hoy permite una buena regulación»
«España y Portugal se pusieron de acuerdo sobre los comunes ríos ibéricos, que hoy permite una buena regulación»
Hoy, para seguir con el tema de los recursos hídricos, tocaremos un aspecto de gran actualidad. Desde el punto y hora que la Turquía de Erdogan tiene en suspense a millones de iraquíes, por su decisión de llenar rápidamente alguno de los embalses que se han promovido recientemente en sus tramos norte, turcos, de los ríos Tigris y Eufrates. Sucediendo algo similar en África, con el Nilo Azul, que nace y se desarrolla en Etiopía, para desembocar en el Gran Nilo, al que aporta más del 70% del volumen del que se benefician sudaneses y egipcios.
Algo parecido sucede entre China y los países de su frontera sur, con el conjunto de grandes instalaciones hidroeléctricas y de otros usos que está construyendo la República Popular aguas arriba, en los cursos fluviales que nacen en los glaciares del Tíbet, fundamentalmente el Ganges y el Brahmaputra; con posibles efectos negativos para las áreas densamente pobladas de India y Bangladesh. En tanto que en el caso del Mekong, China podría reservarse gran parte de su gran volumen de agua, en detrimento de Laos, Camboya y Vietnam. Aparte de todo lo anterior, que necesita de una regulación internacional más estricta y efectivamente aplicable, están las cuestiones ambientales, porque un río deja de ser lo que era cuando en su curso se intercalan más y más presas para toda clase de usos y consumos. Por último, no es para ponernos medallas, pero cabe destacar que España y Portugal se pusieron de acuerdo hace tiempo sobre los comunes ríos ibéricos, que hoy permiten una buena regulación, con gran provecho para ambos países. De eso y más seguiremos escribiendo (para comunicarse con el autor: castecien@bitmailer.net).
NOTA: Muchas gracias a quienes me escribieron en relación con el Encuentro sobre el Agua, que vamos a tener en la UIMP, en Santander, Palacio de La Magdalena, del 31 de julio al 2 de agosto. Las observaciones que me llegaron ya las he atendido por correo separado.
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