Medio Ambiente
Biocultura: La feria de productos «eco» dice adiós a los envases de plástico
Expositores y objetos de consumo que apuestan por envoltorios alternativos a los derivados del petróleo son los protagonistas de esta edición
Expositores y objetos de consumo que apuestan por envoltorios alternativos a los derivados del petróleo son los protagonistas de esta edición
Más del 80% de la basura marina está compuesta de plástico, así lo afirman estudios de las autoridades europeas. Bastoncillos, cepillos de dientes, pajitas, platos y cubiertos llegan al mar en volúmenes enormes sin la más mínima posibilidad de ser reciclados. Esta misma semana, el Parlamento de la UE ha lanzado una propuesta para prohibir estos objetos de uso cotidiano de forma definitiva a partir de 2021. Los que no se prohiban tendrán que ser reciclados. Así a la lista anterior se añadirían palitos para globos, productos de plástico oxo-degradable y contenedores de comida rápida fabricados con poliestireno expandido. Además, se abre la senda para que otros plásticos como los de las botellas de bebida se reciclen hasta en un 90% para el 2025.
El anuncio coincide en el tiempo con el informe de Greenpeace internacional «La crisis de la comodidad. Las corporaciones productoras detrás de la marea de contaminación por plásticos»; un estudio que analiza las 11 principales corporaciones productoras de consumo masivo del mundo para terminar afirmando que ninguna de ellas cuenta con planes para frenar la producción plástica. «Se calcula que sólo en bebidas cada día se ponen a la venta en España 50 millones de envases y, de ellos, se recuperan sólo 20», dice el informe.
De este tema y de soluciones alternativas al plástico hablarán los representantes de Greenpeace en la próxima convocatoria de la Feria Biocultura que se celebra en Madrid esta semana, del 1 al 4 de noviembre de 2018. Biocultura es la Feria de productos ecológicos y consumo responsable más importante del país; cuenta con 800 expositores y sigue sumando visitantes, 74.000 en la última edición. «Ya no es la feria exclusiva de los consumidores “bio” más concienciados. La gama de público es cada vez más amplia. Hoy, 33 años después de la primera edición, el sector está totalmente consolidado. Además, las grandes industrias nos copian y lanzan sus líneas “bio”. Somos potencia europea y mundial en producción. Y, en consumo, ya hemos entrado en el Top Ten. El interés crece. Este año va a haber 450 actividades paralelas para todos los públicos», afirma Ángeles Parra, directora de Biocultura y presidente de la Asociación Vida Sana.
Este año el hilo conductor principal de la feria es el de la lucha al plástico; varias son las novedades que se presentan a este respecto y es que, parece que la feria quiere despedirse definitivamente de este material contaminante. En esta línea está Botanik Mask, tres tipos de mascarilla de tratamiento, limpieza y exfoliación que no sólo optan por bioplásticos para sus confecciones sino que huyen de los microplásticos. Hay que recordar que los microplásticos han saltado ya la cadena trófica y forman parte de la dieta de animales y personas; esta misma semana se hacía público un estudio que afirma que se han encontrado este tipo de restos en las heces humanas. Incluso la sal de mesa está llena de estas partículas microscópicas. En este sentido marcas cosméticas como la anteriormente citada o Piteraq presentan sus novedades basadas en soluciones biodegradables. Esta última para evitar las microesferas en sus exfoliantes se vale de materias primas como la sal del Himalaya, que hace el efecto de tracción y otras sustancias como el hueso de albaricoque. Además fabrican con la única estevia biodinámica de Europa, que se cultiva en España.
Por otro lado se presenta Guppyfriend, una bolsa de microfibra para meter en la lavadora y que evita que la ropa libere microplásticos. Estas partículas forman parte de los tejidos de calcetines, camisetas o vaqueros; es más, se calcula que en cada lavado se liberan unas 700.000 fibras microscópicas (los datos son del estudio «Engineering out fashion waste»). Es decir que aproximadamente el 35% de los microplásticos que acaban en el estómago de animales y peces marinos proviene de las lavadoras de casa. Diseñada por Stop Micro Waste la bolsa se comercializa en España, y estará presente en Biocultura, gracias a la firma René.
Otra iniciativa interesante que toma forma en esta edición es la campaña Uno menos en el mar. El objetivo es retirar en tres meses 10.000 cepillos de dientes de plástico de distintos puntos de recogida en España. Los cepillos no se reciclan porque se componen de varios materiales plásticos de diferente composición que, además, son duros. Esto supone que al final de su vida son incinerados. Lo que han conseguido las firmas Brushboo, Anuenue, la asociación Ambiente Europeo, Sector Eco, Terracycle, etc., es poner a disposición de los ciudadanos hasta 300 puntos de recogida de antiguos modelos de plástico donde se podrán además adquirir con descuento nuevos cepillos hechos de bambú. La campaña inicia en diciembre, aunque el primer punto estará ya en la feria.
Otra alternativa la que propone Bionature con Bioseptyl, unos cepillos hechos de bioplástico, hecho de almidón de maíz, algas y corcho. Las cerdas de están compuestas de vegetales.
La feria abre sus puertas en Ifema del 1 al 4 noviembre Además de los productos de alimentación, cosmética o moda, se organizan hasta 450 actividades y talleres. Por ejemplo un showcooking de cocina de aprovechamiento o charlas sobre agroecología
Papel Kraft Las mascarillas de Herbera Biocosmética están envueltas con este material no plástico. En su interior mezcla flores, harinas, arcillas. Todo en polvo para prescindir de conservantes
Las bolsas de lavado evitan que los microplásticos que forman parte de los tejidos de nuestra ropa se vayan por el desagüe. Se calcula que en un lavado se van 700.000 fibras
EL ÚLTIMO COLCHONERO ARTESANAL DE ESPAÑA
Carles Casas llevaba años trabajando en el sector de la fabricación de colchones industriales cuando descubrió una forma de trabajar tan vieja como novedosa. Tras contactar con varios colchoneros del Pirineo comprendió cuál era el camino que quería seguir y que no era otro que continuar con una tradición colchonera sustentada en técnicas de cosido inventados entre los siglos XIV y XV y transmitidos oralmente desde entonces de generación en generación. «El oficio era muy cercano; el colchonero era antes una figura muy integrada en las poblaciones y en las comunidades; conocía a todo el mundo y su trato era muy personal. Sabía lo que le convenía a cada persona; a aquella que le dolía la cabeza; al que tenía dolores lumbares. De cada una de estas necesidades nacía un colchón elaborado de una forma u otra. Porque en la calidad del sueño intervienen muchos factores», comenta el artesano.
Con su negocio Ecomatalasser (matalass en catalán es colchón), lo que ofrece Casas es una solución artesanal y ecológica pero reinventada para el siglo XXI. De hecho el artesano estará presente en Biocultura con su nuevo colchón estimulante de los chacras. Entre la materia prima que utiliza están la lana, el algodón, el lino, la soja. Todo proveniente de la zona y cuando no se puede, porque no se produce localmente, al menos se compra ya con certificado ecológico. El resto lo componen horas de esfuerzo cosiendo. «Los colchones industriales están elaborados con muchos químicos y derivados del petróleo. Se tarda menos pegando con colas que cosiendo burletes a la inglesa. Esta técnica, que tiene un montón de siglos, sirve para sujetar la lana y hacer que se reparta uniformemente por el colchón», dice Casas. Sus creaciones guardan en su interior conocimientos ancestrales por lo que pueden contener desde laurel, romero o lavanda para regular el sueño a cáscaras de cereal o piedras que emiten vibraciones según se descansa. Todo pensado para la máxima personalización del descanso.
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