Medio Ambiente

Olivos, cereales y pastos sustituyen la mina de carbón de Puertollano

Las 900 hectáreas dedicadas a la extracción de este mineral desde 1975 se devuelven a la naturaleza gracias al programa de recuperación de espacios mineros de Endesa. En total se han restaurado el equivalente a 120.000 canchas de baloncesto

Ciudad Real 1991. Mina Emma (Puertollano)
Ciudad Real 1991. Mina Emma (Puertollano)larazon

Las 900 hectáreas dedicadas a la extracción de este mineral desde 1975 se devuelven a la naturaleza gracias al programa de recuperación de espacios mineros de Endesa. En total se han restaurado el equivalente a 120.000 canchas de baloncesto

En Puertollano (Ciudad Real) se comenzó a extraer carbón en 1975. De aquí han salido hasta un millón de toneladas por año, al menos hasta 2015 cuando la mina a cielo abierto, propiedad de Endesa, cerró convirtiéndose en la última mina extractiva de la compañía eléctrica. Lo que era un terreno afectado por dicha actividad (como se ve en la foto) se ha transformado en una zona restaurada de 900 hectáreas. Los trabajos se darán por finalizados en primavera de 2018.

La de Ciudad Real se suma a la lista de recuperaciones de espacios mineros emprendidas por la eléctrica. De hecho, hasta ahora se han restaurado 5.000 hectáreas (el equivalente a 120.000 canchas de baloncesto o 5.000 campos de fútbol) en los cuatro emplazamientos donde ha desarrollado históricamente este tipo de actividad: As Pontes (A Coruña), Andorra (Teruel), Peñarroya (Córdoba) y esta de Puertollano (Ciudad Real). Un programa, con una inversión de 100 millones de euros, que se detalla en el libro «Cuatro actuaciones ambientales en centros mineros de Endesa», que acaba de presentar su consejero delegado, José Bogas. Estos proyectos de restauración han dado lugar a 1.105 hectáreas de humedales a las que se han incorporado más de millón y medio de árboles de distintas especies; justo en los emplazamientos en los que a lo largo de 40 años, de 1972 a 2015, se produjeron 353 millones de toneladas de carbón.

A nivel internacional el proyecto gallego de As Pontes es el más reconocido con sus múltiples premios. Sin embargo, entre las cuatro actuaciones se han recuperado 2.360 hectáreas para la agricultura o el desarrollo de vegetación autóctona y fauna local. Esto se debe a que para garantizar los procesos de restauración sostenible se ha recurrido a la minería de transformación a cielo abierto, un tipo de actividad en la que conviven explotación y recuperación al mismo tiempo. «Endesa ha sido pionera en España. Todas las minas que hemos tenido eran adecuadas para este tipo de minería a cielo abierto, en lugar de la continua, donde todo el material de desecho queda acumulado en una escombrera. La minería abierta se empezó a imponer en los 80 cuando la tecnología lo permitió. Tiene un coste menor porque consiente una mayor mecanización. Cuando apareció la ley de restauración (84-85), Endesa realizaba estos trabajos desde principios de la década» explica Juan Carlos Alonso, director de Minería de Endesa.

En este modelo en el que conviven la explotación y la recuperación, lo primero que se hace es identificar el depósito de carbón. Cuando se inicia la excavación para llegar a él se genera una primera escombrera con material estéril –todo aquello que no es carbón, como pizarras o arcillas–. El hueco avanza hacia dentro de forma ondulada y a medida que se saca nuevo material, éste se va depositando a la espalda cubriendo los huecos anteriormente excavados. «La restauración de una mina es similar al diseño que un arquitecto hace de una casa, quien se pregunta por la luz, si tienes hijos, si el dueño necesita un despacho, etc. En nuestro caso, lo primero es la integración en el entorno. Para ello se estudian parámetros como el tipo de terreno, los usos (si son agrarios o ganaderos), el clima y la disponibilidad de agua. Hemos hecho recuperaciones en climas con pluviometrías de 1.600 litros/m2, como As Pontes a zonas como la de Puertollano donde se registran 478 litros/m2 de precipitación anual o climas mediterráneos semiáridos con lluvias anuales por debajo de los 450l/m2, explica Alonso.

La clave de una restauración es decidir qué áreas se dedicarán a qué actividades (agrarias, bosques, lagos...) y encontrar el equilibro entre la masa de agua, el desarrollo de la vegetación de la ribera y la colonización de la fauna autóctona.

Paso para aves

En el caso de Puertollano se ha ido reforestando el área que se iba cerrando ya desde el año 81. En el hueco minero se han ido conformando los terrenos y viendo la tipología del suelo, su acidez. Ahora, una vez concluida su restauración, se contabilizan 560 hectáreas para uso agro-ganadero. De ellas hay 244 dedicadas a pastizal y cereal; 126 a olivar; 9 a frutales; 77 a bosque mediterráneo; 96 a lago minero, y 27 a reforestación autóctona, con encinas, madroños o pinos. La plantación de 28.000 olivos genera «250.000 kg de olivas que se llevan hasta la almazara para producir aceite. Hay una empresa que explota esos campos. Como en otras zonas de explotación, siempre se estudian las posibilidades del terreno con productores locales. En la parte cada vez más inclinada del hueco minero hay que reducir la inclinación del terreno del agujero y ahora se está iniciando la reforestación. Debido a esto hacemos hidrosiembra para reforestar, es decir, se plantan las semillas con un aporte de abonos y nutrientes. Esto se hace para reforzar el agarre de las nuevas especies en estos suelos con inclinaciones de 20 grados», detalla Alonso.

En el hueco central, que ya no se puede cubrir porque no hay nuevo material extractivo se ha creado un lago de 2.000.000 m3, que se llena con las aportaciones de los acuíferos. «Cuando se alcance el equilibrio hídrico tendrá 34 millones de m3 y ocupará cien hectáreas. A pesar de ser una zona seca, por debajo está todo lleno de galerías inundadas de agua. Como el hueco minero está a una cota inferior, a 120 metros, se va llenando de forma natural, pero todavía tiene que subir unos 20 metros para cubrirse del todo. El equilibro hídrico no es más que la igualdad entre la cota de dichos acuíferos y el lago, algo que llegará en unos 10-12 años», continúa el director.

El nuevo humedal se está consolidando como punto de paso para aves migratorias. «Así lo confirma un estudio de la Universidad Autónoma de Cataluña en el que se identificaron 33 hábitats diferentes y 98 especies de vertebrados en la zona, 21 de los cuales están amenazados», dice Alonso. «Los terrenos que un día entregaron su riqueza en forma de carbón, hoy la recuperan a través de superficies fértiles para el cultivo y ecosistemas naturales habitados por especies autóctonas y otras nuevas, que, en sus procesos migratorios o de manera permanente, se han incorporado a ellos», dijo Bogas durante la presentación del libro.