Nueva York
Perder peso aumenta el riesgo de depresión
La mayoría de anuncios sobre dietas o programas para perder peso suelen mostrar personas alegres, encantadas de desprenderse de los kilos de más, pero ahora un nuevo estudio británico ha visto que quienes consiguen adelgazar mejoran su salud física pero presentan tasas más elevadas de depresión. Así se desprende de los resultados de una investigación del University College de Londres (Reino Unido) cuyos resultados publica en su último número la revista 'PLoS One', que apunta que en realidad la pérdida de peso podría provocar un cambio de humor diferente al que se pensaba.
"Sabemos que la pérdida de peso es difícil de lograr o mantener, por lo que nos preguntamos si esto podría explicar en parte que los efectos psicológicos no fueran del todo positivos", ha reconocido Jane Wardle, el autora principal del estudio. Los investigadores utilizaron información de 1.979 hombres y mujeres con sobrepeso y obesas que formaron parte de un estudio longitudinal sobre envejecimiento en Reino Unido, por lo que todos tenían más de 50 años.
De este modo, analizaron la altura, peso y perímetro abdominal de todos los participantes, y se utilizaron una serie de cuestionarios para evaluar su estado de ánimo. Asimismo, se midió su presión arterial y nivel de triglicéridos para determinar su riesgo cardiovascular. Al inicio del estudio ninguno de los participantes presentaba síntomas de depresión, y como se trataba de un estudio observacional, los investigadores no dieron consejos o instrucciones a los participantes de cómo perder peso, sino que se limitaron a contabilizar a quienes mostraron la intención de hacerlo.
Cuatro años más tarde, el 14 por ciento de los participantes lograron perder al menos el 5 por ciento de su peso corporal inicial, unas 15 libras de media (6,8 kilos); otro 71 por ciento mantuvo su peso estable y el 15 por ciento pesaba un 5 por ciento más que antes, con cerca de 14 libras (6,3 kilos) de media.
Más de lo que pesaban
La edad media fue mayor en el grupo de los que perdió peso, y había más hombres y personas de más ingresos en el grupo que ni sumó ni restó kilos. Asimismo, reconocen los autores, la mayoría de los que perdieron peso solían pesar más que el resto. Al medir su bienestar psicológico, vieron como éste se había deteriorado en los tres grupos, pero los miembros del grupo que perdieron peso eran un 80 por ciento más propensos a deprimirse que quienes no habían cambiado de talla de ropa.
El estudio no prueba que la pérdida de peso sea la causante de la depresión, señalan los autores, que de hecho creen que podría ser este trastorno mental la causa y no la consecuencia de la pérdida de peso. "Para perder peso una persona tiene que comer menos de lo que les gusta, y posiblemente menos que la gente que le rodea, y perder el placer de comer puede ser duro para ellos aunque como compensación vayan a perder una talla de ropa y tengan mejor salud", ha reconocido esta experta.
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