Investigación científica
Cooperación, el futuro de la industria biomédica
«El mercado ha alumbrado fórmulas de cooperación entre las farmacéuticas y las startups biotecnológicas que lo hacen más eficiente»
«El mercado ha alumbrado fórmulas de cooperación entre las farmacéuticas y las startups biotecnológicas que lo hacen más eficiente»
Ahora que la investigación biomédica está ampliando ostensiblemente el conocimiento que tenemos de la salud, gracias al estudio de realidades otrora insondables como el genoma humano o el origen biológico de ciertas enfermedades, se impone un cambio de era también en las industrias interesadas. El auge de una aproximación biomédica a la enfermedad representa hoy un mundo de nuevas posibilidades, que por lo minucioso de su objeto exige mucha financiación y una voluntad emprendedora a prueba de fracasos.
Los recursos de las grandes farmacéuticas están muchas veces tan concentrados en las vicisitudes comerciales de su cartera de productos que no pueden destinarse al descubrimiento de nuevos fármacos. Por eso, el mercado ha respondido con ingenio, alumbrando fórmulas de cooperación entre las farmacéuticas y las startups biotecnológicas que lo hacen más eficiente. De esta forma, las primeras externalizan la división de I+D, y las segundas compiten para que alguien apueste por los resultados de su investigación. En una entrevista concedida a la consultora McKinsey, el directivo farmacéutico David Epstein señalaba que «el reto para muchas compañías –farmacéuticas– es que, como sus ingresos no han crecido, no pueden resolver cómo financiar todo lo que está en la fase temprana de desarrollo. Eso puede ser abono para crear empresas dependientes u otros mecanismos para afrontar la escasez de recursos».
Uno de los mecanismos en alza para resolver esta escasez, que no es tanto un problema de falta total de recursos como de asignación de unos recursos limitados entre multitud de prometedoras investigaciones biomédicas, son los fondos de venture capital. A través de estos fondos, las farmacéuticas invierten en startups de acuerdo con su rentabilidad. Según la revista Fortune, «rara vez –las grandes farmacéuticas– conducen la investigación científica en fases tempranas de I+D. Cada vez más, la dejan en manos de las startups, y después acuerdan adquirir o conseguir licencias sobre los fármacos».
España es un referente en investigación biomédica, tal como se desprende de que el 51% de los ensayos clínicos sea en fases tempranas. ¿Qué lo ha hecho posible? Desde luego, un marco normativo favorable que ha reducido los plazos para empezar a investigar y desarrollar nuevos medicamentos. Pero, sobre todo, la colaboración público-privada entre farmacéuticas, investigadores y sector público; aquí, los éxitos cosechados por el Proyecto BEST de promoción de la investigación clínica y el Programa de Cooperación Farma-Biotech nos dejan entrever hacia qué modelo debe transitar el mundo del medicamento.
✕
Accede a tu cuenta para comentar