La contaminación nos mata

Cada vez más personas se conciencian sobre la importancia de adquirir hábitos saludables para la prevención de enfermedades y la promoción de su salud. Siguen las recomendaciones básicas de salud pública, no fuman, incorporan a las rutinas cotidianas actividad física, una dieta saludable o controlan la procedencia de los alimentos. Sin embargo, hay un riesgo importante para la salud que se escapa del control individual, la contaminación.

La Agencia Europea de Medio Ambiente advierte en un reciente informe de que la contaminación atmosférica sigue superando los límites permitidos y directrices de la Unión Europea y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y que dicha contaminación fue responsable de 422.000 muertes prematuras al año (en 41 países europeos en el año 2015).

También el informe de 2015 de Ecologistas en Acción asegura que en España 18,5 millones de personas, un 39,8% de la población, vive en entornos con aire contaminado que incumple los estándares legales. En Europa dicha contaminación atmosférica principalmente procede del trasporte por carretera, que es la emisión más perjudicial para las personas por su proximidad.

La contaminación atmosférica urbana, según la OMS, aumenta las muertes prematuras y el riesgo de padecer enfermedades respiratorias y cardiovasculares, sin olvidar alteraciones en el sistema inmunológico entre otras.

Todo ello se traduce en aumento de enfermedades como neumonía, asma, rinitis alérgica, cáncer de pulmón, infarto agudo de miocardio, ictus isquémico, insuficiencia cardiaca, eczema atópico y de contacto, alergias cutáneas u oculares, linfomas, etcétera.

Además, hay que tener en cuenta que tiene mayor incidencia en niños, en ancianos y en personas con patología previa. Por lo que, o se empiezan a adoptar en serio medidas contundentes y rápidas para reducir y eliminar la contaminación ambiental, especialmente la procedente del tráfico, o la calidad y la esperanza de vida se reducirán de forma más notable en las personas que viven en zonas urbanas.

Ésta debe ser una demanda urgente que no puede quedar para más adelante, porque la contaminación, literalmente, nos mata.