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«La medicina sin conciencia está completamente coja»
No resulta fácil diseccionar con tanto humor y tanta crítica la profesión médica como ha hecho Lalanda. Sus ilustraciones han sido imágenes de publicaciones científicas, pero «Con-ciencia médica» ha sabido retratar a la medicina española en toda su extensión. Su día a día transcurre como médico de Urgencias, aunque también es una gran experta en el mundo de la comunicación y la ética, y todo ello queda plasmado en sus ilustraciones.
No resulta fácil diseccionar con tanto humor y tanta crítica la profesión médica como ha hecho Lalanda
En su libro recoge con creatividad y máxima expresividad cómo es su profesión. ¿Cómo consigue ser tan gráfica?
-Imagino que es una mezcla de factores. En primer lugar, el hecho que soy de naturaleza muy crítica. Tengo la manía de buscar siempre cómo podrían hacerse las cosas mejor y siempre ando en busca de saber expresarlo. Por otro lado, con los años he ido entendiendo el inmenso impacto que tiene un dibujo, quizás porque en el siglo XXI vivimos muy deprisa y también por que las redes sociales nos han transformado en seres amantes de lo visual y del impacto momentáneo. También creo que tiene que ver el hecho de que sé reírme de todo, incluido de mí misma, echar humor en cualquier situación suele ser receta para el éxito en el análisis de situaciones. Por otro lado, por todo lo que he estudiado sobre los cómics, que ha sido mucho, sé que la simplicidad de mis dibujos hacen que sea fácil identificarse con los personajes. A todo eso, súmale 25 años de médico en varios hospitales, dos países diferentes y el ámbito de urgencias y te aseguro que he visto un poco de todo y desde varias perspectivas. Un poquito de mano con el rotulador y.... «¡Voilá!».
-Estuvo 16 años en el NHS. ¿En qué somos mejores y peores que ellos?
-El problema de irse tanto tiempo y muy joven es que tiendes a idealizar lo que dejaste. Para mí, viviendo como inglesa, lo español me parecía fantástico. Curiosamente, ahora que vuelvo, echo de menos muchas cosas. Creo que no existe el lugar perfecto. Es sorprendente el maltrato, el abuso y la explotación que se da por bueno en nuestro país, absolutamente increíble. También impresiona el nivel de mediocridad entre las personas con más responsabilidad, la meritocracia pesa menos que la edad o los favores. Para otras somos mejores en España, al sistema inglés le falta nuestra flexibilidad y le sobra burocracia y managers. El NHS se ha complicado tanto que va camino del desastre y la privatización. Una pena.
-Hace mucho hincapié en cómo las RR SS cambian la relación médico-paciente y cómo deberían abordarse. ¿se necesita una formación previa académica?
-Sin duda alguna. No podemos seguir anclados en la idea de que sólo se hace medicina en las consultas o en los quirófanos. La sociedad ha evolucionado y la medicina debe ir a la par. La formación en este aspecto debería ser imprescindible.
-En su libro, el presidente de la OMC la alaba por muchas de sus acciones, incluidas las que realiza en defensa de la profesión desde @medico_cabreado. ¿cuáles son las acciones que le gustaría que Sendín hubiera podido zanjar?
-Me cuesta pensar en cosas en las que Sendín no se haya metido ya. La verdad es que creo que la sociedad española tiene con él un débito que probablemente nunca llegue a saber. Es una de las personas más honestas con los que me he cruzado, su capacidad de trabajo es impresionante y su valentía para meterse a saco en todo tipo de situaciones conflictivas pero necesarias es casi inaudita. Me quito el sombrero ante alguien como él y ante su familia, que le apoya. Personalmente, me siento muy bien representada. Si tengo que mencionar algo que quizás no haya atajado, serían algunos temas de funcionamiento interno de la estructura colegial.
-En «Con-ciencia médica» (Lid Editorial), de más de 180 páginas, habrá más de 200 viñetas... Un retrato de la Sanidad. ¿Hasta qué punto afirma que una imagen vale más que mil palabras y que su libro explica más a través de sus pinceles que de sus descripciones?
-La verdad es que ese dicho es perfecto porque lo que he hecho ha sido dar vida a través de viñetas y colores al «Código Deontológico», que no deja de ser un libro de reglas escritas que, en sí mismas y fuera de contexto, pueden ser difíciles de entender. Creo que dibujando escenarios y situaciones que contravienen ese buen quehacer médico que debiera ser la norma se reaviva la necesidad de entender el porqué necesitamos seguir esas pautas deontológicas para que la medicina no se quede en mera ciencia. La medicina sin conciencia está completamente coja.
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