Actualidad

Enfermedades

Los retos de futuro de la esclerosis múltiple

«Uno de los más importantes es conseguir tratamientos que eviten la progresión»

Célula afectada por esclerosis / Foto: Efe
Célula afectada por esclerosis / Foto: Efelarazon

«Uno de los más importantes es conseguir tratamientos que eviten la progresión»

La esclerosis múltiple es una enfermedad neurológica autoinmune inflamatoria que afecta principalmente a jóvenes y más a mujeres que a hombres. En ella se pierde la mielina, que es una sustancia que recubre los nervios y que permite que funcionen de forma adecuada. Como consecuencia de esta pérdida se producen síntomas como: visión borrosa, visión doble, hormigueos, problemas para caminar, urinarios, temblor, etc. Hace 20 años todos estos síntomas llevaban a una discapacidad muy grave con gran dependencia en pocos años a estas personas puesto que no había tratamientos para ello y el neurólogo sólo podía dar palmaditas en la espalda y palabras de aliento. Afortunadamente, en los últimos años han surgido 11 terapias que han cambiado completamente el panorama de esta enfermedad. Podemos ahora realizar una medicina personalizada y darle a cada paciente el tratamiento más adecuado y cambiarlo cuando es necesario consiguiendo así que en bastantes pacientes puedan trabajar, llevar una vida familiar y social con pocas limitaciones durante varios años. Esta enfermedad no se cura por lo que a pesar de estos tratamientos un 30-40% de los enfermos entran en una fase progresiva que ya no es inflamatoria y para la cual no tenemos terapia y es cuando surge la discapacidad que ya no se puede parar. Por lo tanto uno de los retos más importantes es conseguir tratamientos que eviten la progresión y la neurodegeneración. Al mismo tiempo, tratamientos remielinizadores que vuelvan a producir la mielina perdida y por tanto hagan que los síntomas sean reversibles y curables son uno de las grandes sueños para el futuro de estos pacientes y neurólogos. Quizás en un tiempo más cercano podamos tratar los llamados «síntomas invisibles» como la fatiga y las alteraciones cognitivas que suponen un gran problema para conseguir una calidad de vida adecuada para muchos de estos pacientes.