Salud
Manuel Gálvez: «Hemos generado una legión de hipocondríacos sanos»
Doctor en Medicina y profesor asociado Facultad de Medicina de la Universidad de Granada
-Ha publicado un libro basado en la experiencia de sus 250.000 consultas atendidas como médico de familia. ¿Qué ha aprendido?
-Que hay gente que tiene herramientas para afrontar el sufrimiento y otras que, de una manera inducida (y así lo entiendo), no disponen de ellas. Que vivimos en una sociedad mercantilizada y la Medicina no ha logrado quedarse al margen.
-¿Qué lleva a la gente a la consulta?
-En el momento presente dos cosas: la soledad, que es algo tremendo especialmente en nuestras ciudades, y los problemas sociales en algunos casos derivados del desempleo. La persona tiene estrés crónico que se manifiesta a través de síntomas como cefaleas, palpitaciones, malas digestiones... También en ejecutivos o gente sometida a tener que cumplir unos objetivos. Pero el más importante de todos a día de hoy es que hay una monstruosa maquinaria que genera deseos, expectativas y miedo entre la población para llenar las consultas médicas. De esto ya hablaba en 1980 la revista NEJM y lo llamaba «complejo médico industrial».
-Cuando habla de «medicalización de la salud», ¿a qué se refiere?
-A convertir en problema de salud algo que no es un problema de salud. Por ejemplo, el colesterol: puede llegar a ser un problema en personas con diabetes, hipertensión y tabaquismo pero predice escasísimamente la mortalidad cardiovascular, sin embargo, todos mis pacientes me preguntan por él. Y se genera un problema inexistente, a través del lenguaje, por ejemplo, al llamar «protector» a un fármaco –como el omeprazol o los condroprotectores– que son medicamentos que en EE UU están clasificados como suplementos dietéticos. ¿Por qué en España, entonces, fármacos de probada ineficacia son sufragados por la Seguridad Social?
-Dice incluso que sirve para la «generación de infelicidad»...
-Sí, porque gente que tiene una salud de hierro está aterrorizada por el colesterol. Y dejan de comer determinadas cosas, por no decir ahora las alergias alimentarias, ¿conoces a alguien que no las tenga? Ya no puedes invitar a nadie a cenar a casa porque el que no es vegano es alérgico a las proteínas del huevo... ¡Pero por Dios, qué pongo de comer!
-¿Por eso dice que el Marketing ha ganado la batalla a la Ciencia en la salud?
-Y es que así nos pasa. Yo soy profesor asociado de Medicina en la universidad y explico estas cosas en la facultad, que lo que dice la Ciencia es que la osteoporosis no es una enfermedad, ni la menopausia, tampoco el trastorno por déficit de atención o la hiperactividad. Pero se redefinen los criterios de normalidad, como por ejemplo la hipertensión, y va a haber que ser hipotenso para ser calificado como sano. Se está generando infelicidad en gente que goza de unos niveles de salud extraordinarios y buscan chequeos, y cuando se hacen pruebas encuentran cosas.
-¿Cómo se puede atajar esto?
-Hay que abordarlo desde todos los ángulos. Por ejemplo, cuando mis propios hijos tienen un dolor me preguntan «¿papá, qué me tomo?» en vez de «¿qué hago?». Se ha generado la idea de que para cada malestar la solución está en el estante de una oficina de farmacia y contra eso es muy difícil luchar. Los políticos han hecho una dejación de funciones extraordinaria. Cuando aumenta el número de gente que acude a Urgencias ¿cuál es su respuesta? Ampliar los servicios de urgencias. Así no se va a atajar el problema. Hace falta lo que antes se llamaba Educación para la Salud, explicar las cosas, pero ellos no lo van a hacer porque tratan a la población como si fueran ciudadanos, pero para ellos son votantes y no quieren molestarlos. Y hemos generado una legión de hipocondríacos sanos, como dice un autor maravilloso llamado Barsky, que está dispuesta a competir por los recursos de salud con los enfermos. De hecho, en muchas de nuestras consultas pasamos más tiempo intentando explicar que no es necesario que se tome una medicina o que hay que preocuparse por ese resultado analítico vanal. Luego, la Medicina participa en eso. La propia definición de salud de la OMS es el «estado de completo bienestar físico, mental y social, no sólo la ausencia de enfermedad o dolencia» imagínate... ¡100% de la población enferma! Dime tú ¡han definido el Nirvana! entonces claro, la gente se siente mal y demanda servicios.
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