Vacunas
Nubia Muñoz: «El reto es que la vacuna del papiloma humano llegue a los países pobres»
Nubia Muñoz es una eminencia en el campo de la epidemiología, pues fue la primera investigadora en confirmar que el virus del papiloma humano es la causa del cáncer de cuello de útero, lo que dio pie a crear una vacuna que hoy permite salvar la vida de miles de mujeres en todo el mundo. Esta hazaña y su tenaz empeño en que esta vacuna sea accesible en cualquier rincón del planeta le han hecho merecedora, esta misma semana, del Premio Fronteras del Conocimiento en Cooperación al Desarrollo otorgado por la Fundación BBVA.
Nubia Muñoz es una eminencia en el campo de la epidemiología, pues fue la primera investigadora en confirmar que el virus del papiloma humano es la causa del cáncer de cuello de útero, lo que dio pie a crear una vacuna que hoy permite salvar la vida de miles de mujeres en todo el mundo
- Ya hace algo más de diez años desde que se comenzó a comercializar la vacuna contra el virus del papiloma humano y los resultados desde entonces son muy buenos. ¿Qué reto queda ahora pendiente?
-La gran tragedia es que no se ha dado la importancia que debería al cáncer de cuello uterino, a pesar de que tenemos las armas para erradicarlo, porque es un cáncer que afecta a mujeres de países pobres. El desafío actual es que esta vacuna no ha llegado a los países más pobres, que es precisamente donde ocurre el 85% de los casos de cáncer de cuello de útero. La razón es porque es una vacuna cara, ya que en Europa ya costaba unos cien euros y al principio se necesitaban hasta tres dosis.
-¿Es viable hacerla más accesible en países del tercer mundo?
-Hay un estudio en marcha actualmente en Costa Rica que va a comparar a mujeres que reciben una única dosis con otras a las que se le ponen dos, ya que hay sospechas de que una sola vacuna puede ser suficiente y eficaz. En cuatro años se espera tener una respuesta con evidencia científica. Si se demuestra que una sola dosis es válida, eso abaratará los costes y facilitará la inmunización en los países pobres.
-¿Con una buena inmunización sería posible erradicar el cáncer de cuello de útero?
-Será difícil eliminarlo totalmente, porque es parte de una de las infecciones sexuales más frecuentes. De hecho, hay un 80% de posibilidades de que un hombre o una mujer adquieran el virus del papiloma a lo largo de la vida, pero sólo entre el 5 y el 10% se vuelven crónicos y son los que producen lesiones precancerosas que acaban derivando en cáncer. Si logramos evitar esa infección y tratar esas lesiones precancerígenas a tiempo podremos eliminar casi todos los tumores de cuello uterino. La duda es saber en cuánto tiempo esto será posible.
-En España el porcentaje de vacunación en niñas es muy alto, pero todavía nos queda pendiente en varones. ¿Cree que sería necesario?
-Por supuesto. Hay dos razones para vacunar a los niños y es que el virus del papiloma también causa cáncer de ano, de pene y de orofaringe. Sin olvidar las verrugas genitales, que producen muchas molestias. Otra razón es que se ha visto que cuando no hay una cobertura muy alta en niñas, tal y como pasa en EE UU donde sólo el 40% de las menores están inmunizadas, se recomienda vacunar a los niños, porque así se disminuye la transmisión del virus y, por tanto, si circula menos ese virus, eso beneficia a toda la población.
-Pero hay que luchar frente al descrédito y el movimiento antivacunas, que no ayudan...
-Tampoco ayudan las dudas que siembran algunos médicos, incluido en España. Eso es un grave problema. Lo cierto es que son vacunas muy eficaces para prevenir lesiones y muy seguras porque ya hay muchos estudios que se han hecho en millones de niñas que han recibido esta inmunización. Toda esta información es muy valiosa y seria, pero por desgracia se hace más caso a los rumores y a los datos erróneos que se difunden a través de las redes sociales.
-¿Qué supone el Premio Fronteras del Conocimiento en Cooperación?
-Este galardón llega en muy buen momento porque parece que se está despertando el interés en combatir esta enfermedad. Representa un estímulo más para ir en la dirección adecuada, es decir, dar una mayor prioridad al cáncer de cuello uterino en los países pobres, donde la muerte de las mujeres se convierte en una tragedia en esas sociedades porque suelen ser ellas las cabezas de familia.
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