Ministerio de Sanidad
¿Por qué la Sanidad no es igual en las 17 comunidades autónomas?
El marco normativo común se diluye por culpa de las iniciativas que surgen desde las autonomías en forma de comités
El marco normativo común se diluye por culpa de las iniciativas que surgen desde as autonomías en forma de comitésl
Bueno. «En términos generales, podemos decir que tenemos un sistema sanitario bueno, lo que pasa es que si vamos a los detalles, encontramos los fallos, las carencias. Y eso es lo que tenemos que pulir». Así, introducía Ignacio López Balboa, patrono de la Fundación Bamberg, la segunda sesión del «Foro de Debate: La renovación de nuestro sistema sanitario». Una mesa en la que los interlocutores dejaron claro las lagunas del SNS, muchas de ellas asentadas gracias a la complejidad que resulta de intentar homogeneizar 17 sistemas sanitarios autonómicos. José Ramón Luis-Yagüe, director de Relaciones institucionales con las autonomías de Farmaindustria, expuso que «pese a que existe un marco normativo que asegura al paciente las mismas prestaciones sanitarias esté donde esté, desde las comunidades han surgido iniciativas que rompen este escenario: los comités de evaluación de todo tipo, de primaria, especilializada, de medicamentos...». En este sentido, el representante de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Javier Salvador, apuntó en su ponencia que «una de las barreras que vemos en la entrada de fármacos –oncológicos– es que desde su aprobación por la Agencia Europea del Medicamento, hasta la llegada del Informe de Posicionamiento Terapéutico de la comunidad correspondiente pasan hasta dos años». Esto da a lugar a diferencias en la llegada de fármacos según la autonomía y provoca la inequidad que respiran los pacientes y los médicos.
Desde la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) pueden dar fe, y así lo hicieron en la mesa, sobre los problemas de acceso a los medicamentos, «ya que nosotros vivimos muy de cerca el problema con la introducción de terapias novedosas en el campo de la hepatitis C. Por el alto coste que suponían y la demanda que había por parte de los pacientes», explicó Jordi Sierra Gil, presidente electo de la SEHH. Porque ejemplos, como el caso de las terapias oncológicas y para la hepatitis C, hay muchos. Los médicos presentes en el foro denunciaron las complejidades de prescripción de los mismos. «Las mal llamadas nuevas tecnologías a veces se convierten en una barrera. ¿Cuántos clics tiene que dar un médico para hacer una receta? A veces uno, otras veces, indefinido... Depende de la comunidad. Y claro, luego llega el paciente y se queja: «Mi médico ya no me mira a la cara, sólo está frente al ordenador absorto en la pantalla y escribiendo», subrayó Luis-Yagüe.
Para saber dónde están los errores y los problemas hay que señalarlos con el dedo. Hay que contar con indicadores que «sean capaces de medir el riesgo de una intervención en tal hospital y que se compare con otros. Esto ayudaría a disminuirlo. Medir y transparentar, esto es clave. Lo aprendí de mi paso por Ontario, donde vieron que la mortalidad cardiovascular era de un 3%. Tras la publicación de los datos en los medios y el seguimiento a un año, habían conseguido disminuirla. Eso es lo que necesitamos en España», apuntó José Ramón González Juanatey, ex presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). A veces, hay que tomar decisiones que incomodan, como contó Juanatey: «Me pregunté cómo podía ayudar a mi sociedad como presidente y me decidí a publicar datos de la atención de accidente cerebrovascular en España en un medio. Y como resultado, pese a la polémica que generó, un tiempo después siete comunidades contaban con el Código Ictus. Eso ya es un logro».
En este punto, cabe destacar que no es fácil homogeneizar actuaciones. Sierra Gil aludió a datos de una encuesta que concluía que «no hay equidad entre las comunidades autonómicas y a veces ni siquiera entre hospitales de una misma región». El representante de la SEOM, con información tambien de un trabajo sobre acceso a fármacos oncológicos, lo corroboró y añadió que «hay muchas barreras en la llegada de nuevas moléculas». Entre ellas, «la presión sobre los prescriptores por parte de jefes de servicio, farmacia e incluso la dirección médica a la hora de elegir uno u otro tratamiento», agregó el presidente electo de la SEHH.
Lo único que puede ayudar a evitar esto es el desarrollo de un «modelo de gobernanza común entre Ministerio de Sanidad y consejerías autonómicas», apuntó Luis-Yagüe. En este sentido, Juanatey subrayó la importancia de la medición, «para priorizar el gasto y racionalizarlo. Hay que hablar de indicadores, y luego cumplirlos. Sólo así podremos observar dónde hay que invertir y dónde recortar. La medicina es un producto que se mide en tanto en cuanto no se muere la gente». El representante de Farmaindustria concluyó que «necesitamos inteligencia para buscar resultados más allá de las medicinas, de los profesionales y valorar adecuadamente la innovación, lo que reporta no sólo como gasto sino como amortización. Estos son los retos, no son nuevos, pero las recetas para paliarlos son las que hay que poner sobre la mesa, siempre fuera del debate político».
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