España
Uno de cada cuatro españoles ha tomado tranquilizantes para dormir en el último año
El consumo de hipnóticos y sedantes ha aumentado un 81,8%, según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios
El 28% de los españoles ha tomado somníferos o tranquilizantes para dormir en el último año, según una encuesta realizada por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO) a 2.400 personas. El abuso de estos fármacos “puede resultar peligroso debido a sus efectos secundarios sobre el sistema nervioso y de hecho, constituye una de las causas que contribuyen a la cronificación del insomnio. El tratamiento debe girar en torno a medidas conductuales y cognitivas apoyadas por técnicas de relajación. Con este propósito, es más recomendable recurrir a preparados farmacéuticos de plantas medicinales, como la valeriana o la pasiflora, para casos de insomnio ocasional”, asegura el doctor Rafael del Río, jefe de la Unidad de Sueño del Hospital Nuestra Señora de América y somnólogo acreditado por la European Sleep Research Society (ESRS).
Las consultas por alteraciones del sueño han aumentado de manera notable en los últimos años en todo el mundo, y con ello el consumo de medicamentos para dormir mejor. En España, según un informe publicado en enero por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, el consumo de hipnóticos y sedantes ha sufrido un incremento del 81,8% entre 2000 y 2012, y el de ansiolíticos un 46,8%.
El mismo trabajo señala que su uso principal es el tratamiento a corto plazo del insomnio y los trastornos de la ansiedad y advierte de que su uso a largo plazo se asocia con una serie de riesgos para la salud. “Existen diversos factores que están favoreciendo el aumento de la prevalencia del insomnio en la sociedad. Entre otros, tienen mucha relevancia factores estresantes procedentes de las tensiones en la vida social, como la propia crisis económica”, indica el doctor del Río. Un estudio publicado en agosto en la revista Sleep confirma los incrementos en el número de visitas a la consulta para los problemas relacionados con el mismo en EEUU y en el número de recetas de medicamentos para dormir entre 1999 y 2010.
A diferencia de los preparados farmacéuticos de plantas medicinales, el uso prolongado de somníferos o tranquilizantes de origen sintético “provoca efectos adversos a corto plazo como la somnolencia diurna o aturdimiento, lo que puede repercutir en la capacidad de reacción y concentración, y otros a largo plazo, en relación con la tolerancia, adicción y en ocasiones reacciones paradójicas que dificultan aún más el control de los síntomas del insomnio”, señala el doctor del Río. Su uso debe ser intermitente y “en ningún caso constituir el eje terapéutico principal, que debe ser de corte conductual y dirigido por un especialista en Medicina de Sueño”, recomienda.
Un 30% de los españoles afirma dormir mal o regular y tan sólo un 17% asegura dormir bien siempre, según los datos de la encuesta de INFITO. El insomnio “se define como la incapacidad para conciliar o mantener el sueño. Además, se añade el hecho de que no suele ser reparador y son frecuentes los despertares tempranos”, señala el doctor del Río. “Se instaura, con frecuencia, por la presencia de algún factor desencadenante de naturaleza estresante pero son aún más importantes en su cronificación los factores perpetuadores como un afrontamiento erróneo, creencias equivocadas de cómo afrontar el problema y el desarrollo de hábitos inadecuados. También pueden influir los cambios de horarios frecuentes por motivos laborales o inducidos por el comportamiento. Además, aquellas personas que tengan problemas para conciliar se verán afectadas por los cambios de hora propios del otoño o la primavera”, resalta. Este trastorno tiene también sus consecuencias durante el día “ya que puede provocar cansancio, somnolencia, apatía y falta de energía o concentración”, añade. Estos síntomas pueden ser peligrosos en el entorno laboral de determinadas personas, como conductores. Un estudio estadounidense publicado en septiembre en Sleep revela como el insomnio primario se asocia con una disminución del rendimiento al conducir. De hecho, los pacientes analizados solo fueron capaces de hacerlo con seguridad por un corto espacio de tiempo.
Tratamiento prolongado con plantas medicinales
Los preparados farmacéuticos de origen natural a base de plantas medicinales “como la valeriana, pasiflora, melisa, amapola de California o el espino albar ayudan a combatir el insomnio ocasional”, explica Teresa Ortega, profesora de Farmacología de la Universidad Complutense y vicepresidenta de INFITO. Estos tratamientos fitoterápicos “no tienen los efectos secundarios de los somníferos de origen sintético y pueden tomarse de manera prolongada sin que afecte en nuestro día a día y sin crear dependencia”, afirma. Lo importante es “que deben ser adquiridos en la farmacia pues es donde se presentan en condiciones óptimas y de acuerdo a la normativa legal y bajo el consejo de un farmacéutico pues es el mejor formado en fitoterapia y por tanto quien mejor puede resolver las dudas de los pacientes sobre su trastorno de salud”, advierte.
Entre las propiedades de estas plantas medicinales se encuentran “el favorecer la conciliación del sueño y la mejora de su calidad sin agotar ni debilitar al paciente a diferencia de los somníferos de síntesis, como es el caso de la valeriana”, según esta profesora. Por su parte, añade, la amapola de California o el espino albar tienen una acción sedante que no genera tolerancia y reduce el nerviosismo asociado al insomnio. “La pasiflora favorece el sueño reparador y evita los despertares nocturnos y la melisa ejerce una actividad sedante sobre el sistema nervioso con un efecto positivo sobre la irritabilidad y la ansiedad”, expone.
Los expertos también recomiendan una serie de medidas de higiene del sueño como “tomar cenas ligeras sin alimentos ácidos o picantes que dificulten la digestión y exentas de estimulantes como la cafeína o el alcohol”, aconseja el doctor del Río. Además, conviene no dormir siestas de larga duración, acostarse y levantarse siempre a la misma hora, no realizar actividades físicas muy intensas a última hora de la tarde, tomar un baño por la noche, limitar el uso de dispositivos tecnológicos antes de irse a la cama o no ver la televisión en la misma. “En el caso de que sea necesario también se puede recurrir a los preparados farmacéuticos de plantas medicinales”, concluye.
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