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Turismo

Esta es la emblemática cafetería de Palma con más de 300 años de historia

Can Joan de s'Aigo, fundada en el año 1700, tiene los mejores dulces tradicionales de Semana Santa. Otra de sus especialidades es la coca de patata, que se suele tomar con su helado casero de almendra

La emblemática cafetería de Palma con más de 300 años de historia que está escondida en el casco histórico de la ciudad Google Maps

Visitar Palma y no hacer una parada en Can Joan de s’Aigo es casi como irse sin pisar la Catedral. Este establecimiento centenario, escondido entre las callejuelas del casco antiguo, es mucho más que una cafetería: es un emblema de la ciudad, un viaje al pasado y un templo de la repostería mallorquina. Fundada en 1700, se considera uno de los cafés más antiguos de Europa y, sin duda, el más antiguo de Baleares.

El origen de este lugar está ligado al hielo. Joan de s’Aigo, un empresario de origen humilde, comenzó a vender agua fresca mezclada con nieve traída de la Serra de Tramuntana. A partir de ahí, perfeccionó un primitivo helado artesanal que terminó dando nombre al negocio: aigo significa agua en mallorquín, y el apellido del fundador quedó grabado para siempre en la historia gastronómica de la isla.

Dulces típicos de Semana Santa

Con los años, lo que comenzó como un obrador de helados evolucionó hasta convertirse en una de las pastelerías más queridas por los palmesanos. Hoy, Can Joan de s’Aigo mantiene su decoración original —espejos venecianos, mármol blanco y muebles de madera oscura— y sigue sirviendo los dulces que han conquistado generaciones. Entre ellos, destacan dos imprescindibles: el rubiol y la coca de patata.

Los rubiols, típicos de Semana Santa pero disponibles todo el año, son empanadillas dulces rellenas de requesón, cabello de ángel o mermelada. Su masa suave y ligeramente hojaldrada los convierte en una delicia que no empalaga, perfecta para acompañar con un café con leche o un chocolate caliente espeso, como los que sirven aquí, que parecen hechos a medida para mojar.

La famosa y esponjosa coca de patata

La coca de patata, por su parte, es una especialidad de Valldemossa que ha encontrado en Can Joan de s’Aigo uno de sus mejores intérpretes. Esponjosa, ligera y con un toque dulce que nunca satura, esta coca elaborada con patata cocida y azúcar es uno de los bocados más tradicionales de Mallorca. Muchos la prefieren sola; otros, acompañada de un helado casero de almendra, otro de los emblemas del local.

Pero más allá de su carta, Can Joan de s’Aigo tiene algo que no se cocina: el alma de los lugares con historia. Aquí han merendado abuelos, padres e hijos; aquí se han escrito cartas, se han leído periódicos y se han celebrado reencuentros. Es uno de esos rincones donde el tiempo parece ir más lento, donde el bullicio de Palma se queda fuera y donde cada sorbo y cada bocado conectan con siglos de tradición.

Actualmente, cuenta con varias sedes en la ciudad, pero la original —en la calle Can Sanç— sigue siendo la más visitada por quienes buscan autenticidad. Un lugar donde lo sencillo se convierte en especial y donde cada dulce sabe, literalmente, a historia.