Marqués de Murrieta en el Open de Madrid

El pasado viernes tuve el honor de asistir a cuartos de final de Mutua Open de Madrid. Disfruté del partido de Nadal contra Sousa. Un partido intenso. En esta ocasión iba como invitada al palco de VIP de Mutua Madrileña acompañada de gente muy agradable, entre otros, de Eduardo Navas director de expansión internacional de GAES, un tipo encantador, amante de los vinos y un gran entendido.

Fue todo un descubrimiento lo de la zona VIP. Los que me conocen, saben que soy de fútbol, y que el tenis prefiero jugarlo. Y es que resulta que en la Caja Mágica de Madrid, cuando se celebra este torneo, hay una zona privada en donde sirven todo tipo de bebidas y tapas. Pero, por si fuera poco, hay un restaurante para algunos invitados, en donde puedes escoger la comida (distribuida por países) que deseas degustar. A modo de buffet tienes la opción de optar por la cocina japonesa, china, india, australiana, entre otras, así como pescados, verduras, quesos...

Los que somos de buen comer eso es un paraíso. Confieso que lo que más me gustó fue la comida india. El naan (ese pan que hacen) y el tikka masala (pollo con salsa especial) se merecen un sobresaliente. De hecho, era comida india cocinada por indios (que no hindú, por favor, hindú es la religión; es como si dijéramos “vamos a un restaurante musulmán” en lugar de “árabe”).

El vino era el que había en la mesa. O tinto o blanco. Yo preferí tinto. Y lo cierto es que, pese a no tener ninguna elección, ha sido un acierto. Marqués de Murrieta Reserva 2008. Un gran vino.

Aunque digan eso de que mezclar tinto con comida picante no siempre es lo que mejor marida, conmigo no va mucho esta “teoría”. Cuando acudo a un restaurante indio (recomiendo Swagat de Núñez de Balboa, si os digo que voy una vez al menos como poco no me creéis; eso sí, el vino de la casa ni lo probéis) no elijo la famosa cerveza Cobra sino tinto, siempre tinto.

Marqués de Murrieta es un Rioja, a mí gusto, de sabor intenso pero equilibrado. Ha pasado año y medio en barricas nuevas y seminuevas de roble americano y dos años en botella. Se nota la presencia mayoritaria de la uva Tempranillo (86%), aunque también lleva mazuelo (4%), garnacha tinta (4%) y graciano (2%).

Yo, para seros sincera, habría evitado mazuelo, garnacha y graciano, y habría añadido un 10% de Syrah... Porque con las anteriores variedades de uva todo termina “sabiéndote” a lo mismo. Le daría un toque único, pero, entonces, ya no sería un Marqués de Murrieta, y me temo que la D.O. Rioja no permite el uso de esta uva.

Este vino es una apuesta segura, no falla, y no decepciona.

Por tanto, creo que se merece más que un notable, y en lenguaje de emociones es un vino maduro, sensato, leal y potente.

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Fuente: marquesdemuerrieta.com

Viñedos situados en la Finca Ygay. Los viñedos de Ygay ocupan una superficie de 300 hectáreas circundantes a la bodega, en la Rioja Alta, con una diferencia de altitud desde los 320 metros a los 485 metros.

Vendimia Manual: Del 2 al 27 de octubre.

Vinificación: Los racimos se despalillan y estrujan suavemente. Las uvas fermentan por separado en depósitos de acero inoxidable, con control de temperatura. El encubado tiene una duración de 8 días durante los cuales se realizan continuas labores de “remontados” y “bazuqueos”, para favorecer el contacto del mosto con los hollejos y provocar una lenta y natural extracción de aromas y polifenoles. Tras la fermentación las partes sólidas de la uva son prensadas en prensas verticales, mediante un proceso suave y lento que favorece la extracción del color y taninos maduros que residen en el hollejo, del que se obtiene una pequeña cantidad de vino que se añadirá al vino resultante de la fermentación.

Proceso de Crianza: 18 meses en barricas de roble americano de 225 litros de capacidad, de los cuales 8 meses los pasó en barrica nueva, y 24 meses en botella.

Temperatura de Consumo: 16º-18ºC.

Decantación: Recomendamos oxigenar Marqués de Murrieta 2008 unos minutos antes de su consumo.