Colombia

Colombia se libra de las garras del chavismo

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Por David Muñoz Lagarejos

El domingo 17 de junio se celebró la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia. El país tenía que elegir entre Iván Duque y Gustavo Petro. Venció Duque con el 54% de los votos, por el 41.8% que consiguió el candidato de izquierdas.

Es digno de celebrar la derrota de Petro, el candidato que representa los ideales del chavismo en el país vecino de Venezuela. Petro fue asesor de Hugo Chávez y sus discursos y puesta en escena se asemejan muchísimo. Petro, al igual que Chávez, pretendía llegar a la presidencia ocultando sus verdaderas intenciones a través de la retórica populista de “Pueblo” contra “no Pueblo”, envolviendo sus palabras de significantes bonitos, utilizando la neolengua para disimular sus intenciones.

Colombia en manos de un adorador de Castro y Chávez, como es el caso de Petro, se hubiera convertido con el tiempo, sin duda, en un espejo de Cuba y Venezuela. El socialismo que encarna el populismo latinoamericano, persecución al mercado e instituciones políticas liberales mediante, condena al pueblo a la miseria mientras la élite vive como “adoradores del capital” al que tanto dicen odiar. Colombia se ha librado de una dictadura gradual que hubiera convertido al país en una cárcel, como ocurre siempre que se ha aplicado el socialismo. Así ocurrió en Venezuela, cuyo proceso contamos en “Salvemos Venezuela”. Y así ocurre en todo país que se echa en brazos del socialismo, en cualquiera de sus vertientes, creyendo promesas que nunca llegan a cumplirse y la profecía se convierte en todo lo contrario.

Poner la economía en manos del Estado y planificar desde el “centro director” al que hacen referencia Hayek y Mises, entre otros, siempre tiene las mismas consecuencias. Poner los derechos civiles y políticos en manos de una élite que persigue al que no piensa como ordenan desde arriba, también. Aunque Petro había rechazado varias veces que su plan fuera planificar la economía como ocurre en el socialismo, no hay que olvidar las mismas negaciones de Chávez en este sentido y lo que ocurrió después: negó que expropiaría empresas y lo hizo, negó que perseguiría a medios de comunicación y lo hizo, negó que perseguiría al capital privado y lo hizo, etc. Basó su política en aquello que había rechazado como candidato, para la “gloria” del Pueblo venezolano, contra los “malos”, los yankis y la oligarquía (no Pueblo).

Petro no iba a ser diferente en este aspecto. Como he dicho antes, Petro se fijaba mucho en los gestos y la forma de comunicar de Chávez, era su ejemplo a seguir. Basando su discurso y su puesta en escena en el mismo populismo latinoamericano, el cual consiste en mentiras, en disfrazar la verdad mediante la retórica de un bonito discurso, emocional y no racional, en principio inclusivo, pero a todas luces excluyente (Pueblo vs no Pueblo; buenos vs malos). En dicho populismo no tienen cabida los “impuros”, los “malos”, la “oligarquía” o como se quiera calificar al ‘enemigo’ del Pueblo.

Ir en contra del libre mercado, de la libertad de expresión, libertad de prensa y libertad política y civil tiene siempre las mismas consecuencias: destrucción de la democracia y afianzar la estructura de la dictadura. Miseria en todos los sentidos.

Colombia ha elegido a Duque y ha rechazado a Petro y al chavismo. El presidente electo de Colombia tiene un reto por delante. Debe cumplir las expectativas que millones de colombianos han puesto en su proyecto. No será fácil. Pero Colombia seguirá siendo una democracia, aunque no sea perfecta. Se libró de las garras del chavismo.