Elecciones en Francia
Francia: el siguiente escenario de lucha contra el populismo euroescéptico.
Por Luis Lorente
En la Unión Europea se ha producido una fractura política, (lo que en ciencia política se conoce como cleavage) mayor a la tradicional izquierda-derecha: la fractura integración europea – soberanía nacional. Muchos partidos han culpabilizado a la UE de todos los males y proponen la vuelta a “la soberanía nacional”. A todos esos partidos, además del euroescepticismo y del nacionalismo les une el populismo (no es una etiqueta, es una definición), con un líder carismático que moviliza a las masas, que interpreta la voluntad del pueblo, que representa a “la gente”, frente los rivales, los otros que no son legítimos, que deslegitima a las instituciones, en especial las que son de carácter representativo (los Parlamentos).
Tenemos victorias del populismo como fue el Brexit (cosa que ni el propio gobierno británico sabe cómo manejarlo), o lo que fue Syriza en Grecia, digo fue porque estaría bien escuchar al Tsipras de ahora. A este presidente de un partido que se define de “izquierda radical” que gobierna en coalición con un partido de derechas ultraortodoxo nacionalista: ¿ven como el populismo tiene nexos en común?. También tenemos derrotas del populismo euroescéptico como ha sido Austria, aunque por poco, y gracias al voto de las mujeres.
Pues ahora viene Francia. Tenemos tres bloques: por un lado a la ultraderecha nacionalista de Le Pen, que todos dan por supuesto que pasará a la segunda vuelta de las elecciones. Por otro lado tenemos a la derecha que ha elegido como candidato en unas primarias muy concurridas a Fillon, un candidato liberal-conservador, (más conservador que liberal creo yo), que venció a Juppé, el otro candidato, más “de centro”. Sarkozy fue borrado del mapa. Y ahora tenemos las primarias socialistas, en donde los dos candidatos favoritos a disputar son: Montebourg, candidato antiglobalización y proteccionista, y Manuel Valls, candidato del sector más moderado del partido. Además tenemos a multitud de otros candidatos de otras fuerzas de dentro de la izquierda: Melenchon, del Frente de Izquierdas, a los ecologistas, los radicales de izquierdas, los anticapitalistas, etc. Todo un rosario de formaciones.
La izquierda, fundamentalmente el PS es la que queda por elegir candidato. Y se presenta ante ellos una enorme paradoja. El candidato socialista que pretenda pasar a segunda vuelta debe reunir el consenso suficiente para unificar a las fuerzas de izquierdas (incluidas las fuerzas más a la izquierda del Partido Socialista), pero a su vez, si ese mismo candidato pretende ganar la presidencia en una hipotética segunda vuelta contra la ultraderecha de Le Pen, debe tener un perfil que no resulte violento para los votantes “de centro”, e incluso del centro-derecha, para poder vencer a Le Pen en la segunda vuelta.
No voy a hacer predicciones, sería muy aventurado. Porque al ser elecciones presidenciales se vota a la persona, y ahí las filias y fobias al candidato pesa a veces más que su partido. Pero mi impresión es que queda mucho partido por delante y que puede pasar cualquier cosa.
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