Nacionalismo
Puig y los principios de Groucho Marx
Isabel Bonig afirma que Puig y Oltra quieren “el poder por el poder”.
El buen humor es estimulante y digestivo para depurar la toxicidad que emana de la actualidad y para los problemas cotidianos de las personas y aplicarlo es una buena receta para las relaciones humanas. Consumirlo puede resultar aconsejable, en ocasiones, pero no puede administrarse cuando de lo que hablamos es de cuestiones que afectan directamente a la vida de los ciudadanos.
Y eso precisamente es lo que está sucediendo con quienes ahora tienen la responsabilidad de gobernar en la Comunidad Valenciana que, como diría aquel, son un cachondeo. Una recuerda escenas como la del camarote de los hermanos Marx y le hacían esbozar una amplia sonrisa, pero ver el espectáculo que están ofreciendo PSPV, Compromís y Podemos lo que provoca es una agria mueca de tristeza.
Es el poder por el poder, la ambición sin más horizonte y el arrinconamiento de los que no consideran iguales. Que estamos ya en periodo preelectoral es palpable y que las estrategias se imponen a las necesidades reales de los valencianos también, pero lo que no se puede permitir es que se juegue con el futuro de la región y de sus familias.
Ximo Puig, presidente de los valencianos, ha demostrado durante esta legislatura –ya agotada hace tiempo aunque se empeñen en estirarla temporalmente– que sus políticas han ido en la línea de plantar una semilla independentista en la Comunidad Valenciana utilizando la educación como laboratorio para inocularla. Colabora de manera entusiasta con los postulados de Compromís que son inequívocos y si no acudan a la definición ideológica del Bloc Nacionalista (para más señas) Valencià, parte vital de esa amalgama de partidos.
Esos son los hechos. Y también que Podemos con su apoyo extraparlamentario ha condicionado muchas de las políticas de Puig y Oltra (o haces lo que digo o te retiro el apoyo en las Cortes Valencianas). Llegados a este punto en el que las políticas han demostrado ser perjudiciales para los valencianos en la reducción de las libertades, la intervención del poder público en la esfera privada y la errónea planificación económico-laboral, es el momento, entienden en el tripartito, de la búsqueda de las fórmulas para la permanencia en el poder.
Y es aquí donde Puig emula al inefable Groucho Marx. “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros” decía el humorista y eso es lo que ha copiado Puig –se ve que está en el ADN del PSOE de Pedro Sánchez y sus dirigentes eso de apropiarse de ideas ajenas–. Esta legislatura ha pactado con Compromís y Podemos en el llamado pacto del Botànic en una alianza radical de izquierdas con componentes independentistas muy acusados.
Ahora que Podemos amenaza con apoyar a Oltra frente a Puig en una hipotética reedición de ese pacto éste desliza que podría contra con otros partidos como Ciudadanos. Me pregunto qué tendrá que ver la ideología de sus actuales socios con los de la otra formación (indefinida con demasiada frecuencia en la sucursal valenciana). Pues son agua y aceite, en teoría, pero lo importante para Puig es seguir en el poder a toda costa y lo de los principios y la coherencia lo deja para otros.
El PP no va entrar en estos vaivenes porque nunca lo ha hecho y se debe a los ciudadanos. Nos presentaremos con las ideas claras, nuestros valores de siempre y las propuestas de resolución de los problemas que acucian hoy en día a los valencianos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar