Aragón
Soluciones frente a la destrucción
La fractura que la crisis económica abrió en España fue muy grande y hay que dejar claro quiénes estaban al frente del Gobierno entonces y quiénes trataban de advertir de su gravedad. Fue el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero el que negó la recesión e implementó medidas que la agudizaron.
Ha sido el PP, con Mariano Rajoy a la cabeza, quien a su llegada al Gobierno tuvo que tomar medidas drásticas, duras y, en muchas ocasiones, impopulares. El paro desbocado, la quiebra de parte del sistema financiero, la congelación de las pensiones y el déficit galopante fueron parte del legado de esa izquierda que ahora se erige en salvadora y se considera con legitimidad moral para exigir reformas de todo tipo.
El partido al que pertenezco se ha desgastado con una contención del gasto que se ha notado en amplias capas de la sociedad en pos de enderezar el rumbo del país. El sacrificio, aunque queda mucho camino por recorrer, ha permitido rebajar la tasa de desempleo del 25% al 16%, evitar el rescate financiero –que hubiera supuesto un retroceso severo de las pensiones como ha sucedido en otros países europeos– y se han puesto los cimientos de la recuperación.
No pueden darnos pues lecciones el PSOE y grupos como Compromís o Podemos sobre cómo mejorar la actual situación. Resulta paradójico porque los socialistas dejaron al país en la ruina más absoluta y los independentistas y los antisistema no han contribuido jamás a la evolución del proyecto común español y el Estado del bienestar. Tampoco Ciudadanos puede ofrecer receta alguna cuando no ha gobernado y es incapaz de liderar fórmulas para conformar Ejecutivos, como se ha puesto de manifiesto en Cataluña.
Es el PP el gran partido de la responsabilidad y la coherencia en nuestro país. Y lo digo con la cabeza bien alta. En la Comunidad Valenciana son los adversarios políticos los que han tratado de desestabilizar la autonomía demonizando a nuestra formación cuando la realidad es que somos los que más atención le hemos prestado a poco que la economía lo ha permitido.
La falta de financiación de los valencianos es otra herencia de la izquierda cuyo modelo no ha funcionado como debería y que ahora, de nuevo, un Gobierno encabezado por el PP trata de mejorar. En esta época de mayorías simples es necesario el consenso y la responsabilidad pero temo que no hay altura política en los adversarios del PP para dejar al lado el tacticismo y centrarse en la mejora de los problemas de los ciudadanos.
Los valencianos, en este caso, pueden estar tranquilos de que la Comunidad Valenciana es un territorio de referencia en España. Mariano Rajoy está realizando una apuesta fuerte para corregir los desequilibrios que la crisis ha provocado. Las inversiones en infraestructuras superan los dos mil millones de euros con proyectos tan esperados como la llegada del AVE a Castellón, la reactivación de la solución ferroviaria en Valencia con la ejecución del túnel para la futura nueva estación del AVE y el túnel pasante que atravesará la ciudad, o las mejoras de infraestructuras y accesos del aeropuerto de El Altet. Son solo algunos de hitos.
La mejora de la competitividad de los puertos, la ampliación de carreteras con alta densidad de tráfico como la V-30 o la V-21, la mejora de otras como la del norte de Castellón hacia Aragón y la finalización de la autovía central también en la parte más septentrional de esta provincia son otros ejemplos. Apuestas reales, alejadas del debate de la agitación y la demagogia. Eso es lo que necesitan los ciudadanos y el PP está en ese camino.
¿Quién ha permitido obtener mayores ingresos a la Generalitat que preside Ximo Puig? La respuesta es fácil: el PP. Fue la creación del FLA lo que permitió ahorrar cantidades millonarias en intereses para sufragar la deuda.
La parálisis del Gobierno valenciano es absoluta y el PP, como siempre, ejerce su papel de partido comprometido con la democracia y la buena gestión. Compromís pide validar la hoja de ruta del proceso independentista catalán, los socialistas valencianos, con Ximo Puig a la cabeza, comparten esta visión y azuzan al resto de actores políticos para cambiar el modelo territorial y la Constitución. Y mientras Podemos directamente no cree en la Carta Magna.
Debates estériles para los ciudadanos mientras el PP sigue apostando fuerte por la Comunidad Valenciana de la que no reniega, como sí hace el tripartito que la gobierna. La reunión que esta semana mantiene el Grupo Popular Europeo en la capital del Turia con la intervención de Mariano Rajoy y un amplio panel de expertos para explorar las políticas de innovación europeas, prestando especial atención a la agricultura, es un soplo de aire fresco para una autonomía que sufre el problema de la desertización y donde las inversiones en la eficiencia de infraestructuras hídricas debe ser máxima.
Eso es lo que la política real debe resolver, los problemas cotidianos. El PP se centra en perfeccionar lo que nos ha desarrollado como una comunidad de referencia y vanguardista, para los demás dejamos la agitación y la destrucción de todo eso.
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