Política

Pedro Sánchez

Somos invisibles para Sánchez

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Bonig acusa a Sánchez de ser el “responsable de haber frenado la reforma del modelo de financiación que impulsó Mariano Rajoy para dejar atrás la lesiva fórmula empleada por José Luis Rodríguez Zapatero”

En la vida es casi imposible no compartir algo, siquiera una mínima porción, con quienes se sitúan en las antípodas de tus pensamientos. Lo pienso, mucho, y después de una larga reflexión encuentro que el presidente del Gobierno puede tener una ínfima conexión vital conmigo..., la música. Recuerdo que ambos hemos estado en el Festival Internacional de Benicàssim aunque yo lo haga desde hace años y él parece que no es tan asiduo.

Ya tenemos algo en común pero..., lo vuelvo a pensar y recuerdo que él viajó en el Falcon para llegar al FIB y yo utilizaba medios de transporte menos ostentosos, vamos, los que utilizamos los ciudadanos de a pie. Hasta en la coincidencia hay discrepancia, porque no podemos ser más diferentes y tampoco pueden estar más distanciadas las siglas que él ahora representa y las que yo defiendo.

PP y PSOE han vivido épocas de acuerdos trascendentales para el Estado pero Sánchez decidió que ese tiempo había que olvidarlo y decidió eliminar (sobre el papel lo está consiguiendo) a esa parte sensata del socialismo que tiene sentido de Estado por encima de cualquier otra consideración partidista.

Sobre los rescoldos de su incendiaria llegada al poder, sin refrendo de las urnas y con el apoyo de compañeros de viaje que tienen como objetivo destruir España, es difícil construir nada. Y ahora que empezamos el camino que desembocará en las elecciones autonómicas y municipales de mayo se desnudan los argumentos o la falta de ellos; las ataduras morales; las mordazas acomplejadas; y la ausencia atronadora de un proyecto de crecimiento del país.

Claro está que cuando el secretario general del PSOE llegó a Valencia el pasado domingo no sabía de qué país hablaba, si de España, como debería ver cristalino su presidente, o del País Valencià que propugna Ximo Puig y sus socios de Compromís. Es tan ambiguo su discurso que no puede comprometerse a nada porque las pocas promesas que ha realizado (no creo que juramentos) se las ha dedicado a los independentistas catalanes.

Los millones de más, si llegan, irán a Cataluña para que sigan sujetando al presidente un ratito más en la Moncloa. Los valencianos comprobamos de primera mano que en un acto en el que los socialistas valencianos presentaban a los candidatos de más de 20.000 habitantes no hubo ninguna alusión a las mejoras necesarias en materia de financiación para que la Autonomía salga del atolladero y pueda prestar con garantías servicios públicos de calidad sin tener que endeudarse.

Nada. Cero. Curiosamente el marcador electrónico del polideportivo del Cabanyal donde se celebró el acto reflejaba un doble 0. Y eso es lo que vamos a obtener los valencianos de Pedro Sánchez. Somos invisibles ante su mirada egocéntrica porque en la partida aritmética del poder quienes suman ahora son los golpistas, los filoetarras y los antisistema.

Esa mirada cortoplacista demuestra poca inteligencia. Debería saber Sánchez que será aquí, en la Comunidad Valenciana, donde empezará su declive. Por mucho que lo intente demorar hasta 2020, las urnas van a aumentar la presión porque los valencianos ya le han tomado la matrícula (no la de los taxis ni los VTC) sino de su incompetencia al frente del Gobierno.

Es el responsable de haber frenado la reforma del modelo de financiación que impulsó Mariano Rajoy para dejar atrás la lesiva fórmula empleada por José Luis Rodríguez Zapatero. Los valencianos seguiremos conformándonos, de momento, con estar a la cola de ese sistema en España. Esa vergüenza le acompañará cada vez que nos visite, en Falcon, en helicóptero o andando, da igual, ya no puede engañarnos.

Hemos reclamado durante años esa mejora y el PP puso las bases para llevarla a cabo, ahora el PSOE ha puesto una tapa encima y no quiere ni oír hablar de ella. Sánchez se burló de los valencianos y junto a él Ximo Puig, candidato a la Generalitat, y Sandra Gómez, candidata a la Alcaldía de Valencia. En sus discursos, de nuevo, cero reivindicaciones, ningún atisbo de valentía ante su “jefe” para reclamar lo que nos pertenece y es justo.

Puig y Gómez perdieron una gran oportunidad de decirle a los valencianos que defenderán lo nuestro por encima de las siglas. A los dos también les han tomado la matrícula. Lo hicieron los valencianos en ese acto y lo han hecho durante esta legislatura.

El presidente autonómico valenciano ha radicalizado las políticas del Consell y se ha mimetizado con Compromís. Y Sandra Gómez ha hecho de bastón de apoyo para Joan Ribó en el Ayuntamiento de Valencia acatando todas las ocurrencias de los nacionalistas. Los valencianos somos quienes pagamos las consecuencias de esa ineptitud de socialistas e independentistas en los tres escalones de la Administración, el nacional, el autonómico y el local.

Garantizamos que cuando el PP gobierne activaremos el mecanismo para reformar el modelo de financiación que permita a los valencianos tener las mismas oportunidades que otros ciudadanos de España. El PP va a ser el ariete de esa reforma, como lo fue en la pasada legislatura, y que solo el egocentrismo y la incapacidad de Sánchez han frenado y enterrado.