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Una moneda al aire

Una moneda al aire
Una moneda al airelarazon

Más o menos al mismo tiempo que este artículo vea la luz se estará votando en la Cámara Baja la moción de censura contra el Gobierno impulsada por el PSOE y con la figura de Pedro Sánchez como protagonista de la misma. En términos de legitimidad todo lo que está reglamentado cabe en política cuestión muy distinta es reconocer esta iniciativa como necesaria y oportuna.

En este plano de análisis es donde se rompen las costuras de la moción contra Mariano Rajoy porque claramente era evitable en pleno despegue de la economía española. Poner en riesgo todos los esfuerzos de los ciudadanos de manera gratuita es algo que los españoles tendrán en consideración llegado el momento.

Y tampoco es oportuna, al contrario, es oportunista. La principal motivación de Sánchez es la de evitar las urnas y llegar a la Moncloa a través de atajos como los que ofrece la moción de censura. Legítima, sí, pero supone exhibir ante todos que el deseo es ser presidente de cualquier forma. Y lo es porque intentar sacarla adelante pactando con todos aquellos que quieren romper España deja cristalino que el PSOE de Sánchez no tiene un proyecto para nuestra nación.

Pensar en apoyos de Bildu —cuyo pasado lleno de connivencias con quienes ejercieron la violencia en el País Vasco es demoledor–; o en los de los independentistas catalanes –dirigidos ahora por un presidente supremacista, término que ahora está de moda, pero que en realidad define a quien se siente superior a otro solo por su lugar de nacimiento (Cataluña en este caso)– es un pésimo negocio para España.

Los cimientos de esta moción nacen, además, de la demagogia. Aludir a una sentencia que no es firme y que afecta a personas cuya relación con el PP hace años que se extinguió es muy osado por parte de Sánchez y demuestra que el único fin es llegar a la Moncloa al precio que sea.

Ese precio se traduce en las pérdidas de miles de millones de euros por la incertidumbre generada en el país y que los mercados internacionales empiezan a reflejar en sus interacciones. Al igual que la prima de riesgo que tiene una incidencia directa sobre el bolsillo de los españoles. La subida de este parámetro que determina la confianza en un país provoca que España acuda a financiarse al mercado financiero a un tipo más elevado y tenga que asumir más gastos en los Presupuestos.

La inestabilidad generada por la iniciativa de Sánchez generará una partida sobrevenida en los gastos estatales que irá en detrimento de otros gastos presupuestados y por tanto mermará las oportunidades de los españoles en diferentes capítulos inversores.

¿Y Ciudadanos? Buena pregunta. Albert Rivera se centra en las encuestas que le dan como líder de una fuerza emergente en esta coyuntura, así que, su única obsesión es que haya elecciones. Desnuda la pobreza de sus argumentos y también su ansia de poder, aunque su ambigüedad en los pactos multicolores que mantiene en España no puede mantenerla durante más tiempo.

¿Alguien entiende que Rivera mantenga a Susana Díaz en Andalucía cuando dos ex presidentes socialistas de la Junta, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, están en el banquillo de los acusados y una directora general los acusa de controlar directamente el “fondo de reptiles” de los ERE´s fraudulentos? La respuesta es obvia. Rivera es pura contradicción.

Y tampoco veo que Sánchez esté pidiendo perdón por este caso o por la presunta financiación del PSOE en la Comunidad Valenciana y también Compromís con dinero emanado de los ministerios del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Llevan ya una treintena de imputados y no solo no han pedido perdón, es que no han adoptado ni una sola decisión política.

El fariseísmo con el que se desenvuelven estas dos formaciones está haciendo daño a España y, es más, han torpedeado las opciones de alcanzar pactos de ámbito nacional que son de vital importancia para los ciudadanos. Me refiero a la mejora del sistema de financiación, por citar un ejemplo. Mientras el presidente autonómico valenciano, Ximo Puig, ignora al Ministerio de Hacienda, desde el PP de la Comunidad Valenciana nos reunimos con Montoro para reclamar ese cambio. Ahora cualquier avance parece una quimera por culpa del bloqueo político impulsado por Sánchez y el egocentrismo de Rivera.

Tampoco parece posible que salga adelante ahora un Pacto Nacional del Agua que es básico para muchas autonomías que, como la valenciana, padecen una creciente desertización y sequías muy severas.

En las próximas fechas iremos despejando las incógnitas sobre el futuro político de España y sea cual sea el resultado final el PP está preparado siempre para presentar ante los ciudadanos su proyecto. Siempre irá en beneficio de los intereses generales de los españoles al contrario de lo demostrado ahora por otros líderes políticos que solo alimentan su proyecto personalista.