Salud

Trasplante capilar, una carrera de fondo para “despeinarse”

Trasplante capilar, una carrera de fondo para “despeinarse”
Trasplante capilar, una carrera de fondo para “despeinarse”larazon

Hoy en día el hombre se resiste a perder pelo, y cada vez los que recurren a diferentes métodos cuando ven clarear su cabeza. El uso de geles, lociones u otros tratamientos para prevenir la caída es una alternativa, de hecho, en una unidad pionera y altamente especializada como la de medicina capilar de Ruber Internacional Paseo de la Habana, con un diagnóstico precoz y digitalizado así como un tratamiento especializado puede llegar a evitarse, sobre todo si hay antecedentes genéticos en la familia de alopecia. Pero poco a poco el trasplante capilar se ha ido abriendo paso y, de hecho, es ya el tratamiento estético más exigido entre la población masculina. Además, este tipo de técnica ha sufrido una “carrera meteórica” en los últimos años, apunta el Dr. José Maria Ricart, dermatólogo y director médico del Instituto Médico Ricart en Ruber Internacional Paseo de la Habana en Madrid.

Quedan atrás aquellos trasplantes de los años 60 cuando a los pacientes que les trasplantaba tenían manojos de pelos en la cabeza que asemejaban más a un campo de arroz que a una cabeza con pelo. Y la técnica de la tira en la que se extraía de la nuca una porción de pelo y piel a modo de indios Sioux que se realizaba en los años 90 y principios del 2000 también ha quedado en el olvido, ha explicado.

Esta técnica conseguía por primera vez implantar unidades foliculares imitando la estructura fisiológica del cabello, pero requería realizar una incisión de oreja a oreja, y un postoperatorio tortuoso, con el riesgo de sangrado, hematomas, hemorragias, infecciones y un largo etc.

“En el año 2000 se arraigó la técnica FUE, que ha resultado revolucionaria por su sencillez, rapidez, comodidad, eficacia y que carece de complicaciones significativas, pero que tiene el inconveniente de exigir al paciente que rasure su cabeza para poder realizarse”, ha explicado este experto, pero en algunos casos esto no supone un inconveniente para el paciente pero piensen por un momento.

Si uno piensa en el trasplante ideal, cualquiera de nosotros pediría que al día siguiente de realizase el trasplante pudiera ir a trabajar sin que nadie pudiera percibir que se ha realizado ningún tratamiento, y a ser posible que el pelo implantado fuera creciendo progresivamente para que el cambio de su aspecto no fuera tan brusco.

Y en esta línea trabaja la técnica NON SHAVING FUE, que consiste en la extracción de las unidades foliculares de manera mínimamente invasiva, ya que permite que el paciente reanude su rutina diaria a los pocos días del trasplante. “Al no haber rapado de pelo de la zona donante, el trasplante pasa totalmente inadvertido”, apunta la Dra. Alba Gómez Zubiaur, dermatóloga especialista en trasplante capilar de la Unidad.

Con un ‘punch’ de 0,8 milímetros extrae uno a uno los injertos dejando una pequeña herida que no requiere sutura y que curará espontáneamente, sin cicatriz visible posterior. Tras la extracción de los folículos, procede a la implantación en la zona receptora, siguiendo el diseño previamente acordado con el paciente.

La intervención siguiendo la técnica de trasplante capilar NON SHAVEN FUE, resulta más larga en cuanto a tiempo, si la comparamos con la técnica FUE, debido a la laboriosa extracción individual de cada una de las unidades foliculares sin rasurar la zona donante, y no es una cirugía invasiva. Y los resultados son completamente naturales y se puede retomar la rutina diaria inmediatamente.

Por último, la Dra. Alba Gómez Zubiaur nos recuerda que “es importante destacar que los pacientes que se sometan a un trasplante capilar, independientemente de la técnica que utilicen, deben continuar bajo seguimiento médico capilar tras la intervención, ya que las patologías capilares requieren un control continuado”.