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¿Por qué nos gusta pensar en imágenes?
Un corazón traspasado por una flecha y unas iniciales grabadas en la corteza de un árbol. No se necesita mucho más para saber que se trata de una declaración pública de amor, de la pasión incondicional que un amante (algo vandálico) siente hacia su enamorado o enamorada. Lo podría haber escrito en un soneto, cantado bajo su balcón o gritado a voz en grito desde la cumbre de una montaña. Pero para qué, si así se entiende mucho mejor.
Cómo este, hay cientos de ejemplos de la vida cotidiana en los que las representaciones visuales de la realidad nos permiten entender y hacer entender a otros mucho mejor conceptos que de otra manera podían resultar complejos o farragosos. Y el mecanismo cerebral que explica esta mayor capacidad de transmisión de las imágenes frente a otras formas de comunicación, es nuestra facultad para pensar visualmente.
El pensamiento visual se desarrolla en el lóbulo frontal derecho del cerebro. Consiste en expresar conceptos a través de dibujos y otras manifestaciones gráficas, son esquemas visuales que permiten concretar una idea. Uno de los campos en los que se ha utilizado con mayor profusión es en el terreno educativo. Diversas investigaciones señalan que hasta el 60% de nuestra metodología de aprendizaje llega por la vía visual. Por ejemplo, en la resolución de un problema. Entre sus muchas ventajas, se pueden citar su universalidad, su economía de recursos o su capacidad para fijar el foco entre todas las personas que se exponen a ese estímulo de forma simultánea y de un solo vistazo. Las representaciones visuales generan menos ruido, menos ambigüedad y producen menos problemas de comprensión que otros registros como la palabra escrita o hablada. “Hablar” gráficamente resulta muy útil para fijar metas, unificar criterios y alinear esfuerzos. Por eso, cada vez más estas técnicas están ganando terreno en entornos y dinámicas empresariales.
Un dibujo ilumina, pone luz allí donde no la había. El especialista en visual thiking Dan Roam, autor del best seller ‘Tu mundo en una servilleta’, resume en cuatro puntos las ventajas de aplicar el pensamiento visual a diversas situaciones:
Dirige: Las imágenes te ayudan a clarificar tu visión y a compartirla con otras personas para que vean en qué dirección quieres ir.
Vende: Las imágenes te ayudan a comprender en profundidad un problema y a mostrar a otras personas que tienes una manera de resolverlo.
Innova: Las imágenes te ayudan a contemplar las mismas cosas de nuevas maneras y a encontrar formas de mejorar sensiblemente esas viajas fórmulas
Entrena: Las imágenes te ayudan a mapear tus pasos, de manera que puedes enseñar a otras personas a seguir ese mismo camino.
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