Idearios al margen

Yo nací con la idea de que ‹‹a cada momento lo suyo›› y desde entonces es mi máxima. Hay quien prefiere aplicarse ‹‹a cada momento lo que me venga en gana›› y, claro, luego saltan las alarmas y llega la barahúnda. La sede de Cáritas Salamanca ha preferido aplicarse la segunda idea confundiendo el mundo de la tauromaquia como tal con un acto solidario y en beneficio de los más desfavorecidos.

El mundo del toro es un mundo polémico, y eso lo sabemos todos. Últimamente muchas personas sienten un recelo agudo a manifestar su sentimiento taurino por el qué dirán, pues, por desgracia, en ocasiones se llevan a cabo actos violentos por parte de los antitaurinos que causan malestar entre la afición taurina. Llego a entender que si la Juventud Taurina de Salamanca hubiera organizado una corrida de toros en beneficio de Cáritas, ésta lo hubiera rechazado porque pueda ‹‹herir sensibilidades››; Cáritas es una ONG muy grande integrada por multitud de personas ‹‹cada una de un padre›› –como suele decirse– y con ideas diferentes, pero todas con un fin común –ahí lo bonito–: ayudar a los más necesitados. Lo que no llego a vislumbrar es la controversia que pueda suscitarse por la donación de los beneficios obtenidos por la venta de bolígrafos por parte de una asociación taurina. Seguramente que reciben de buena gana al millar de personas que compren los bolígrafos si acuden personalmente a la sede, pero la actuación cambia –siendo la misma– cuando el mundo del toro es la fachada de una buena causa.

Me da rabia que se llegue a esta discriminación sin motivo alguno, solo alegando que procede de ‹‹un tema que genera conflicto››. Pero algo que me da más rabia aún es que si Cáritas hubiera aceptado la donación desde un primer momento, la noticia no hubiera traspasado las fronteras de Castilla y León, y me atrevería a decir que ni de la provincia charra.

En el mundo de la solidaridad y el buen hacer, los idearios deben quedarse al margen y tener un pensamiento único basado en la razón y en la equidad, que estamos llegando a un punto donde la barrera de lo común gira hacia el lado de la anormalidad.