Educación
Una “tragedia” nacional
“Quien no lee, o comprende mal lo que lee, a la par suele escribir poco o mal”.
No exagero cuando digo que en España no entendemos lo que leemos, y esto es tan serio que he llegado a considerar la compresión lectora como una tragedia nacional. Los adultos españoles entre los 16 y 65 años obtienen 252 puntos en comprensión lectora, 21 puntos por debajo de la media de la OCDE, y 19 de la Unión Europea. En matemáticas aún es peor: obtienen 246 puntos, 23 puntos menos que la media de la OCDE y 22 menos que la UE.
Es preocupante que en el informe PISA estemos entre los últimos en ciencias, y mucho más que seamos los últimos en matemáticas, pero lo más preocupante es que solo Italia lea peor que nosotros. Vale, el español no es un idioma fácil, tiene muchísimos y variadísimos tipos de palabras y acepciones, pero para eso están los colegios, no para que, comparados con nuestros conciudadanos europeos, seamos prácticamente analfabetos funcionales (siempre según las encuestas y los estudios).
Solo el 5% de los españoles está en un nivel cuatro o cinco en comprensión lectora, y entre los universitarios más del 50% está en el nivel 3 o superior.
Pero el dato más alarmante es que el 27% de los españoles está al nivel más bajo en comprensión lectora, lo que quiere decir que solo pueden completar tareas de lectura simples; son capaces de localizar información en un texto corto, pero tienen dificultades para extraer información de textos más largos y complejos. Si esto lo trasladamos a los niños de Primaria y de la ESO, nos encontramos con el caso de que la mayoría no sabe descifrar lo que lee en un texto sencillo.
A la conclusión que llegan muchos expertos que han estudiado este problema es que los alumnos cada vez conocemos menos palabras, nuestro vocabulario se va limitando cada vez más, por lo que comprender lo que leemos se hace más difícil e incluso a veces imposible. Es verdad que nuestra sociedad está más intercomunicada que nunca; se lee y se escribe muy rápidamente, aunque en minimensajes de muy poca calidad semántica y con muchas faltas de ortografía.
En los colegios, para que lo que se estudie sea productivo, se debería poner mucho más interés en este aspecto y dedicar horas semanales a las habilidades comprensivas, mediante ejercicios sistemáticos de comprensión, expresión oral y escrita. Y, por supuesto, dentro del ámbito familiar es importante crear un hábito de lectura obligatoria desde pequeñitos y quitar horas al ordenador, consolas y televisiones. Lo que no se puede pretender es crear un hábito de lectura a los quince años o en una casa donde nadie de la familia toca un libro. Si no comprendemos lo que leemos en nuestro propio idioma, ¿cómo pretendemos ser un país bilingüe? Como se dice en el argot futbolístico, “este equipo quiere empezar la casa por el tejado y lo primero que hay que poner son los cimientos defensivos”.
Conclusión: la gente no quiere leer porque no comprende; es un bucle triste pero real, resultado de un sistema educativo pobre en razonamiento.
✕
Accede a tu cuenta para comentar