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La boda de Cristina y Ángel
Ya se ha cumplido un año desde que abrimos este blog de bodas y celebraciones en La Razón, donde os he dado consejos variados sobre etiqueta, sentimientos que afloran y hasta qué regalar por Navidad, consejos muy útiles todos, aunque sé que echabais algo de menos. Las bodas de verdad.
Por eso, como siempre estoy pensando en vosotros, hoy quiero inaugurar la nueva temporada del blog con esta nueva sección, y qué mejor que con una boda de otoño en Madrid, donde la complicidad y la naturalidad de los novios son los protagonistas.
Conozco a Cristina desde los años del colegio, donde trabé amistad con su hermana María, así que, aunque a saltos, la he visto crecer. Cristina y Ángel se conocieron a través de una amiga común en Oviedo en un congreso de odontología, hace hoy cuatro años. Fue un saludo inicial que pudo parecer fortuito y sin consecuencias, porque tuvieron que ocurrir un cúmulo de fallos tecnológicos de los móviles de ambos para que se conocieran mejor.
“La primera vez que quedamos, Ángel me dijo ‘Tengo que decirte esto porque si no me voy a arrepentir toda mi vida: me gustas mucho y me gustaría conocerte mejor’. Para nada me esperaba un comentario de ese tipo, me desarmó por completo y me hizo sentir curiosidad y ganas de conocerlo mejor.”
“Conforme iba conociendo a Cristina me daba cuenta de que era la mujer con la que quería pasar el resto de mi vida, de manera que fue muy fácil tomar la decisión de pedirle matrimonio”, dice Ángel. “Cuando le propuse matrimonio, en marzo, y ella contestó que sí, lo siguiente que le dije fue ‘¡pero nos casamos este año!’ Y así fue.”
“Tenemos la suerte de tener dos familias muy unidas en las que nos sentimos muy queridos, lo que nos ha facilitado la tarea a la hora de dar este paso”.
“Cuando decidimos que nos casamos elegimos la Iglesia de La Milagrosa, una iglesia que nos gusta mucho desde hace tiempo, y tuvimos la suerte de que hubiera fecha libre en octubre. Nos encantó la idea de celebrar la boda en otoño, cuando la temperatura en Madrid es todavía muy agradable y porque, aunque las bodas de verano son maravillosas, no hay nada comparable con los colores del otoño. También he de confesar que los vestidos de novia con manga larga siempre me han gustado, así que la decisión fue fácil. La boda se celebró en La Camarga, un lugar muy discreto y acogedor, que sentimos que era casi como casarse en casa, con todos nuestros familiares y amigos acompañándonos ese día.”
“Muchas veces oímos a amigos que se agobian a la hora de organizar sus bodas, pero para nosotros fue todo muy tranquilo y sin sobresaltos. Tuvimos la suerte de contar con nuestros padres y con nuestros hermanos, para darnos todos los consejos y recomendarnos a los mejores proveedores para nuestra boda.”
“Mi vestido se lo encargué a Sole Alonso, buscaba algo sencillo de líneas puras, que me hiciera sentir cómoda, quería sentir que estaba en mi piel, que seguía siendo yo incluso vestida de novia. Gema Ledesma se encargó de trasladar esa sencillez al maquillaje y el peinado. Decidí recogerme el pelo en una coleta y tocarme con un tocado de Suma Cruz de flores y estrellas y un velo de tul de seda.”
Las joyas que llevé fueron unos pendientes de mi abuela y mi anillo de pedida.
Ángel encargó su chaqué en Toque de Sastre, y el resultado fue espectacular. Mi suegra iba guapísima con un vestido celeste de Sole Alonso, y mi madre también con un modelo estampado de Jorge Vázquez.
“Si tuviera que elegir uno de los momentos más especiales del día sería éste, en el que mi padre y yo compartimos unos últimos instantes antes de salir para la iglesia.”
“El siguiente fue encontrarme con Ángel esperándome en el altar, creo que esta foto lo dice todo. Durante la misa tocaron una pieza para piano compuesta por Ángel que nos emocionó a todos. A nuestros padres queremos agradecerles el ejemplo de vida que nos han brindado, que nos ha formado como las personas que hoy somos.”
El ramo se lo encargué a Aitana Zaldúa, de Vinca per Vinca, a la que conocía de la boda de mi hermana.
“Mi madre, que canta en un coro desde hace años, nos sorprendió a Cristina y a mi cantando varias piezas elegidas especialmente para nosotros. Fue un momento muy emotivo que no olvidaremos.”
“Nuestros amigos nos soprendieron un una casa igual que la de la película “Up”, suspendida por globas de colores, y que habían llenado con mensajes con los mejores deseos para nuestro matrimonio.“
“Reímos, bailamos y cantamos hasta la noche, y si pudiéramos, repetiríamos cada año por nuestro aniversario. Queremos agradecer a nuestras familias y amigos por todo el amor y el afecto que recibimos de todos este día. Fue sin duda alguna lo que lo hizo tan especial.”
Gracias, Cristina y Ángel, por compartir con nosotros el día de vuestra boda.
Fotos: David Morales
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