Ciencia y Tecnología
¿Se nos va de las manos? Literalmente
Los agigantados pasos de los avances tecnológicos siempre irán por delante de nosotros; esto es casi una Ley Natural. Pero nunca dejará de sorprendernos lo que la innovación en este campo hace por y contra nosotros. Muchas veces no somos capaces de ver lo que las aplicaciones que nos hacen más fácil la vida también nos la complican.
La renovada inquietud por la falta de seguridad que supone subir nuestras fotos a las redes sociales pasó por un punto cómico con los usuarios buscando gazapos en las fotos de los demás e incluso de algún famoso, como pasó con el supuesto juguete sexual de Shakira. Pero poco a poco se va más allá y ahora ni siquiera el signo de la victoria con dos dedos se libra de los hackers. Y es que según un informe elaborado por el Instituto Nacional Japonés de Informática se puede robar la información dactilar de cualquier persona con tan sólo una foto de su mano en cualquier red social. Con esto se podría acceder a cualquier información protegida con datos biométricos, como desbloquear los últimos modelos de teléfonos móviles o acceder a cuentas bancarias. Pero aunque se necesita un proceso muy largo y pesado para conseguirlo incluso con fotos tomadas a tres metros, los japoneses han creado BiometricJammer, un método que previene la captura fotográfica de huellas dactilares «sin inhibir la propia huella, ni causar incomodidad visual». El programa se ha adaptado para que fije un pseudo patrón de huellas en lugar de un patrón geométrico. Los selfies, a salvo.
Pero en las fotos no sólo salimos nosotros o nuestros amigos, sino también sitios donde hemos estado (y sin necesidad de que esté activo el geolocalizador). ¿A qué sería ideal que existiese una aplicación que te avisara de cuando estás mostrando demasiada información en una foto? Tatuajes, trabajos, medicamentos, firmas, nombre completo en documentos, recibos, hobbies... todo esto puede servir para identificarlos e incluso localizarnos. Ojalá esta herramienta la hubiese tenido el soldado ruso que fue geolocalizado por sus autofotos, o las dos mujeres de Quebec que fueron retratando su viaje en Instagram con contrabando de cocaína a Australia. Pues investigadores del Instituto Max Planck de Alemania han publicado un documento en el servidor arXiv en el que describen un «asesor visual de privacidad» que tipifica con una suerte de semáforo si la foto atenta contra tu privacidad dando demasiada información.
A través de una base de datos con 68 categorías llena de imágenes y se hizo una encuesta a 305 personas para que valoraran cuán «violados» se sentirían si compartieron una imagen englobada en una de las categorías. La implementación de este estudio en una herramienta es sólo cuestión de tiempo.
Por otro lado encontramos dispositivos que no están precisamente de nuestro lado, aunque originariamente se concibieron para otros propósitos. Tal es el caso de la tecnología que utiliza Samsung en sus dispositivos para enviar un SOS. Pulsando tres veces el botón de encendido el teléfono toma una foto con la cámara delantera, una con la trasera y cinco segundos de audio y los envía a un conjunto predeterminado de contactos. Samantha Cole, columnista de Motherboard cuenta cómo eligió a su novio por defecto y un día estando en el baño se activó en su teléfono «Envío de mensajes de emergencia» y su novio recibió una foto de las baldosas, de la barbilla de Cole y cinco segundos del ruido de su micción.
En otro orden de cosas inquietantes primero os dejo un vídeo para reflexionar, ¿es arte? ¿es provocación? Según Kirsten Lepore, la animadora norteamericana responsable de su creación, no aclara nada de este corto, en el que el protagonista está basado en uno de sus compañeros de trabajo.
Hi Stranger.
Cada vez son más las apps que llevan escondidas algún troyano. En esta ocasión es una aplicación del clima (falsa) de Android que roba los datos bancarios de los sitios que frecuenta el usuario. Su primera detección fue en «Good Weather» en febero de este año que cambió por «World Weather» afectando a bancos de Turquía, Alemania y Reino Unido. Ojo.
Del otro lado, supuestamente el de los buenos, llega un intento de la Universidad de Carolina del Sur y de Michigan para hackear teléfonos móviles usando ondas de sonido. Con un altavoz de 5 dólares consiguieron controlar de manera remota varios smartphones y algún «wereable».
Para terminar, la famosa «bóveda del juicio final» que guarda la biodiversidad agrícola del planeta a través de almacenar semillas en Svalbard, también será ahora el depósito de los datos digitales en todo el mundo, según informa Live Science. El proyecto es liderado por la empresa Piql con la idea de que pueda mantenerse durante mil años al almacenar los datos de manera analógica en películas fotosensibles. ¿Veís la ironía?
P.D.F. (Post Data Freak). ¿Cómo no me habéis avisado de que recuperamos una costumbre ancestral y lo hemos convertido en una herramienta de integración y de forma de vida de los jóvenes? ¡¡Arre, HobbyHorse!!!
Os dejo también el trailer y el enlace a la página del documental.
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