Trabajo
La importancia de la empleabilidad
Por Joaquín Danvila
Muchos son los estudiantes que en las próximas semanas terminarán el curso académico.
La elección de un programa formativo debe tener en cuenta las preferencias y la especialización profesional, pero el grado de empleabilidad es la variable más demandada por los estudiantes a la hora de elegir su postgrado.
Siendo importante la adquisición de conocimientos técnicos que nos ayuden en la especialización, en el caso de los postgrados es importante que se trate de una formación práctica y realista, una formación al fin y al cabo, que ayude al alumno a conocer la realidad de lo que se encontrará en el mundo profesional.
La formación técnica, actualmente da acceso a los mínimos, básicamente nos permite es tener un perfil que podría optar a una posición o vacante, pero lograr superar una entrevista de trabajo, conseguir destacar en un equipo para asumir mayor responsabilidad, o tener un desarrollo profesional adecuado, es una tarea para la que es necesario estar bien formado, pero es tremendamente definitivo adquirir ciertas habilidades.
Capacidades como el trabajo en equipo, destreza comunicativa, habilidad en la relación con compañeros, con superiores y con colaboradores, capacidad analítica para la toma de decisiones, la resiliencia...o las habilidades relacionales con clientes y proveedores, acaban siendo, a menudo, el elemento que diferencia a unos profesionales de otros.
Por eso es importante elegir programas formativos prácticos, con presencia de profesionales en activo que puedan orientarnos sobre el entorno al que vamos a enfrentarnos en nuestra vida profesional, programas donde se unan el rigor académico del plan de estudios con la realidad empresarial.
Programas en definitiva, que ayuden a enfrentarse de manera real a casos y a situaciones habituales dentro de la empresa, situaciones como reuniones de equipo, presentaciones o análisis en grupo para la toma de decisiones.
Por todo ello, es importante la elección de programas formativos que aporten conocimientos, pero que también aumenten las posibilidades de integración y de desarrollo de oportunidades en el mundo empresarial.
No nos olvidemos que los conocimientos son un mínimo exigido en el mercado actual, pero un buen networking, contacto con ejecutivos de primer nivel y las habilidades profesionales son lo que marca la diferencia entre los profesionales que tienen conocimientos y los que, además, saben desenvolverse en el mundo real aportando valor en sus organizaciones desde el primer día.
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