Cine
Machismo, abusos y desigualdades en la industria del cine
Por Ana Rubio Jordán
El pasado 9 de noviembre, además de ser el Día de la Almudena, lo que mucha gente no recuerda es que es el Día Internacional del Inventor, y que se celebra en honor al nacimiento de Hedy Lamarr, considerada en los años treinta “la mujer más hermosa de la historia del cine” y creadora del espectro ensanchado, una técnica de modulación empleada en telecomunicaciones para la transmisión de datos digitales y por radiofrecuencia. Gracias a ella tenemos a día de hoy tecnología como el Wifi o el Bluetooth. Sin embargo, el hijo de la actriz y su biógrafo coinciden en que Hedy fue víctima de su belleza. A pesar de que entregó su invento a la marina estadounidense, nunca la tomaron en serio.
Cuando nos ponemos a pensar en quién inventó el cine a todos nos viene a la memoria el nombre de Georges Méliès o los hermanos Lumière y, sin embargo, muy pocos son los que reconocen la labor de una pionera del séptimo arte olvidada por el simple hecho de ser mujer: Alice Guy. El Festival de Cine de Alcalá de Henares, ALCINE , acoge hasta el próximo día 26 de este mes una exposición sobre la obra de esta cineasta que llegó a rodar más de mil cortometrajes y fundó varias productoras, si bien gran parte de su obra desapareció y su nombre cayó en el olvido.
Podríamos, por tanto, considerar a Guy como una de las primeras “víctimas” de la discriminación de género en la historia del cine. Un asunto del que ella misma llegó a burlarse en la película “Les Résultats du féminisme” (Las consecuencias del feminismo). Rodada en 1906, la cinta aborda el tema de las diferencias entre hombres y mujeres en clave de humor, y muestra la historia de una pareja cuyos roles se intercambian, mostrando de ese modo lo absurdo de la desigualdad de género.
El intento de Alice Guy por recuperar su nombre en la industria del cine terminó en fracaso. Fue una de tantas mujeres que han acabado sepultadas por el sexismo de la industria. Una industria no exenta de polémica y en la que el machismo se encuentra entre sus principales lacras: Un estudio de la Universidad del Sur de California reflejaba, mediante el análisis de 900 filmes rodados en pleno siglo XXI, cómo la presencia de personajes femeninos se reduce tan solo a un 31,4%. Es decir, el porcentaje de mujeres que tienen alguna frase no supera el 32% y solo una de cada diez películas analizadas tenían el mismo número de personajes masculinos y femeninos.
El escándalo que ha sacudido la meca del cine después de saber, tras las declaraciones de numerosas actrices, los abusos sexuales a los que eran sometidas por parte de algunos magnates de la industria, ha destapado una realidad que, camuflada bajo el glamour hollywoodiense, no deja de ser tan sórdida como miserable. Como se reflejaba en aquella interesante película del año 1994 titulada “Disclosure” (Acoso) y protagonizada por Demi Moore y Michael Douglas, el acoso no tiene que ver con el sexo, sino con el poder. La existencia de una serie de estructuras rígidas donde el poder se mueve en sentido vertical dan a los acosadores las condiciones necesarias para que sigan persistiendo en sus tretas. Junto a los abusos de poder hay que sumar la tolerancia culpable del entorno que, en ocasiones, era consciente del acoso pero que miraba para otro lado. En este sentido, Tarantino ha entonado una especie de mea culpa al reconocer que sabía de las conductas abusivas del productor Winstein pero que nunca hizo nada por evitarlo.
Por su parte, la actriz Emma Thompson tan solo ha necesitado 90 segundos para cargar contra el machismo en Hollywood denunciando lo que considera “algo endémico del sistema”. La británica alertaba en una entrevista a la BBC de que siempre se han dado casos de hombres poderosos que han usado su posición dentro de la industria para chantajear a mujeres, y recuerda que uno de los principales exponentes de esta masculinidad es Donald Trump. Sus declaraciones han dado mucho que hablar en las redes sociales.
El caso Winstein, que tantas portadas de la prensa extranjera ha generado, parece ser solo la “punta del iceberg” dentro de un sistema rígido de abusos y menosprecios, en el que junto al tema del acoso habría que sumar el de la brecha salarial (como también han denunciado unas cuantas actrices). Las mujeres ganan menos dinero que los hombres en el mundo del cine, y en el mundo en general. Solo creando un clima de rechazo generalizado, junto con el apoyo del entorno, se conseguirán erradicar estas prácticas deleznables. Otro caso es el de la actriz Emma Stone, donde sus compañeros masculinos de reparto se recortaron el sueldo para poder cobrar lo mismo que ella.
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